Sao Paulo, la capital económica de Brasil, comenzó este lunes la internación obligatoria de adictos al crack para su rehabilitación, bajo una estricta vigilancia que busca impedir violaciones de los derechos humanos.

Rio de Janeiro aplica una medida similar con menores, pero en el caso de Sao Paulo el programa de rehabilitación está dirigido a adultos principalmente.

El programa tendrá 700 cupos disponibles, pero la idea es aumentar esa cifra a 1.100 en los próximos meses.

Antonio Carlos Malheiros, coordinador de infancia y juventud del Tribunal de Justicia de Sao Paulo, advirtió que el plan podrá ser suspendido en caso de que se registre violaciones a los derechos humanos.

La internación podrá ser solicitada por familiares de los drogadictos, en el caso de los niños, por ejemplo, o decidida por un equipo interdisciplinario en los casos más graves.

Brasil es considerado actualmente el primer consumidor mundial de crack (un residuo de la cocaína de bajo precio y altamente adictivo), con un millón de consumidores, según un estudio reciente de la Universidad Federal de Sao Paulo.

El año pasado, las autoridades en Sao Paulo lanzaron un megaoperativo para acabar con el tráfico de crack en una zona popularmente como “Crackolandia”, en pleno centro de la ciudad.

En ese lugar ahora hay más presencia policial y allí se realizaron miles de consultas médicas, según las autoridades. Sin embargo, la zona ha vuelto a recibir a cientos de consumidores.

El Congreso brasileño prevé votar después de febrero un proyecto de ley que endurece las penas por porte de drogas y prevé la internación obligatoria de adictos en todo el país.