El fabricante estadounidense de aviones Boeing anunció el viernes que había suspendido temporalmente la entrega de su aparatos 787 Dreamliner, en espera de que una solución a sus problemas de batería sea validada por las autoridades estadounidenses, aunque la producción se mantiene.

“La producción de los 787 continúa. No vamos a entregar 787 hasta que la FAA (Autoridad Federal de Aviación estadounidense) apruebe un medio” para restablecer la autorización de vuelo de las aeronaves, que fueron mantenidas en tierra desde el miércoles, “y que la solución aprobada sea aplicada”, dijo un portavoz del grupo por correo electrónico.

La FAA ordenó el miércoles la inmovilización y permanencia en tierra de los 787 Dreamliner ya entregados a las diferentes compañías aéreas, generando decisiones similares en otro países del mundo.

Según Richard Abulafia, analista aeronáutico para el gabinete Teal Group, “han pasado décadas desde que la FAA no tomaba una decisión de este tipo”.

“Estos aviones no volarán hasta tanto no tengamos 1.000% de certeza de que son seguros”, dijo de su lado el secretario de Transporte de Estados Unidos, Ray LaHood, a la NBC. “Los pasajeros aéreos esperan que nosotros hagamos las cosas bien. Esto tomará un poco de tiempo”, agregó.

El 787 ha sufrido una serie de incidentes, el último de los cuales obligó a un avión de la compañía aérea japonesa ANA a aterrizar de emergencia el miércoles en Takamatsu, Japón, tras la detección a bordo de humo y de un fuerte olor proveniente de una batería de litio situada en el compartimento eléctrico.

Este fue el segundo inicio de fuego en la batería de un 787 en dos semanas, y el problema que llevó a las autoridades aéreas estadounidenses a actuar.

A esto se sumaron los incidentes relacionados con problemas de frenos, rompimiento del vidrio de la cabina y una fuga de combustible, que los expertos en general consideraron averías más típicas durante los inicios del nuevo avión.

“Una cuestión de semanas”

Boeing ha entregado hasta el momento 50 unidades del modelo 787. El fabricante de aviones estadounidense produce en la actualidad cinco 787 por mes y prevé pasar a 10 por mes a finales de año.

Para Loren Thompson, analista aeronáutico de Instituto Lexington, “esta decisión pone presión sobre Boeing para encontrar una solución rápida” porque hasta tanto no entreguen sus aparatos, no cobrarán el monto total de las ventas.

Un 787 cuesta entre 206,8 y 243,6 millones de dólares a precio de catálogo.

“Así que esto podría poner presión a corto plazo sobre las finanzas del grupo”, añadió, al tiempo que se dijo convencido de que la empresa será capaz de encontrar una solución rápida al problema: “Es una cuestión de semanas, no de meses”.

En un mensaje a los empleados del grupo al que tuvo acceso la AFP el viernes, el presidente de Boeing, Jim McNerney, reiteró una vez más su confianza en el avión, que ha sufrido reiterados problemas técnicos desde el comienzo de su desarrollo en 2004.

“Nada es más importante para nosotros que la seguridad de los pasajeros, los pilotos y la tripulación”, dijo. “También entendemos la importancia de mantener la confianza de los clientes y viajeros en la seguridad del sistema mundial de transporte aéreo y de los productos Boeing”.

El año pasado, Boeing entregó 46 Dreamliner luego de haber suministrado sólo tres en 2011, pero el fabricante ha perdido 12 pedidos netos en 2012, en gran parte a causa de los retrasos en el cronograma del avión, cuya primera entrega, a la japonesa ANA, se realizó con tres años y medio de retraso.