Varios rehenes extranjeros, siete según los secuestradores, seguían la noche del viernes al sábado en manos de un grupo islamista allegado a Al Qaida, tras el asalto lanzado la víspera por el ejército argelino contra la planta de gas en la que se ha atrincherado.

Tras el ataque argelino, que habría dejado numerosos muertos, varios países expresaron su profunda preocupación por sus ciudadanos capturados por el grupo “Los que firman con sangre”, que dice actuar en represalia por la intervención militar francesa en Malí.

El jueves, las fuerzas especiales argelinas lanzaron una operación, que aún continúa, contra los restos del comando que aún controla parte del complejo gasífero de Tiguentourine, cerca de In Amenas, a 1.300 km al sudeste de Argel.

El viernes por la noche, una fuente de seguridad citada por la agencia de noticias argelina APS, dio un balance provisional del asalto de las fuerzas argelinas: 12 rehenes y 18 secuestradores muertos, y un centenar de rehenes extranjeros -de 132- liberados, lo mismo que 573 empleados argelinos.

La fuente no especificó el número ni la nacionalidad de los extranjeros que perdieron la vida.

En Washington, sin embargo, el Departamento de Estado anunció la muerte de un estadounidense, mientras que en París, el ministro de Relaciones Exteriores francés, Laurent Fabius, reveló que un francés había perdido la vida.

El portal mauritano ANI, usado frecuentemente como canal por grupos islamistas, aseguró que siete extranjeros –tres belgas, dos estadounidenses, un japonés y un británico– seguían en manos del comando, vinculado a la red Al Qaida.

Una fuente de seguridad argelina indicó que los extranjeros que aún estaban en manos del comando islamista eran diez.

Un informe previo de APS había señalado que el operativo permitió liberar a 573 rehenes argelinos y unos 100 extranjeros y daba parte de 30 extranjeros desaparecidos.

En el campo gasífero de Tiguentourine trabajaban cientos de argelinos así como personal estadounidense, británico, francés, japonés, noruego, filipino e irlandés.

Los islamistas hicieron saltar una parte de la planta para rechazar el ataque y condujeron a sus cautivos en otro sector, según ANI.

Unas horas antes el portal había indicado que el grupo, autodenominado “Los que firman con sangre”, proponía canjear a sus rehenes por dos detenidos en Estados Unidos bajo cargos de terrorismo y exigía a Francia negociar el fin de la operación militar que lanzó este mes contra los islamistas que a mediados de 2012 conquistaron el norte de Malí.

Algunos extranjeros que consiguieron huir contaron que los islamistas habían puesto collares de explosivos a los rehenes.

Varias capitales occidentales se mostraron críticas ante el operativo de rescate, por considerar que las autoridades argelinas procedieron con cierto apresuramiento, riesgoso para los rehenes.

Un alto funcionario estadounidense sostuvo que Washington “instó enérgicamente” a las autoridades argelinas a considerar la seguridad de los rehenes como su primera prioridad.

El ministro de Relaciones Exteriores japonés convocó al embajador argelino para pedirle una explicación sobre los hechos.

La mañana del sábado, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, convocó a una reunión de crisis sobre la situación en Argelia, tras su vuelta anticipada de una gira por Asia, anunció la agencia de noticias Kyodo.

En la reunión, Abe declaró que la toma de rehenes en Argelia había sido un “infame” que Japón “no pardonará nunca”.

“Quiero dar una respuesta firme”, dijo Abe, citado por Kyodo, al tiempo que pedía que prosigan los esfuerzos por obtener información precisa sobre la situación de los rehenes, entre los cuales todavía hay un japonés.

La planta de Tiguentourine, cercana a la frontera libia, es operada por la petrolera británica BP, la noruega Statoil y la argelina Sonatrech.

El secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, instó a una lucha sin cuartel contra los “terroristas” de las regiones del Sahel y del Sáhara.

“Los terroristas deben estar avisados de que no hallarán santuario ni refugio. Ni en Argelia, ni en el norte de África ni en ningún otro lugar”, declaró Panetta en un discurso en el King’s College, una prestigiosa universidad londinense.

El exjefe de la CIA precisó que el gobierno de Barack Obama trabajaba “día y noche” para asegurar el “retorno seguro” de los estadounidenses retenidos junto con decenas de británicos, japoneses, franceses, noruegos y argelinos.

Las autoridades argelinas habían señalado de entrada que rechazaba cualquier negociación con “terroristas”.