El balance provisional de la doble explosión del martes en la universidad de Alepo, en el norte de Siria, es de al menos 87 muertos, afirmó este miércoles el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

La cifra subió a 87 muertos, señaló la ONG radicada en Gran Bretaña, precisando que podría llegar al centenar de víctimas mortales debido a que todavía prosigue la identificación de cuerpos despedazados.

Según la ONG, unas 150 personas resultaron heridas y algunas de ellas se encuentran en estado grave.

El martes, el OSDH, que se basa en una red de médicos y de activistas en el país, dio un balance de 83 muertos.

Las fuerzas del régimen y los rebeldes se acusan mutuamente de esta carnicería. La universidad se encuentra en una zona controlada por el gobierno.

El hecho de que el atentado coincida con el comienzo del periodo de exámenes universitarios indica que las explosiones “forman parte de un plan destinado a causar el mayor número de víctimas posible en la universidad”, afirmaron los Comités Locales de Coordinación (LCC) que promueven la contestación sobre el terreno.

“La universidad de Alepo seguirá siendo un símbolo de la revuelta del pueblo sirio”, añaden los LCC.

Por otro lado, el ejército envió refuerzos a la localidad de Daraya, al sudoeste de Damasco, señaló el OSDH.

“La intensidad de los bombardeos es increíble”, afirmó a la AFP por internet un activista antirrégimen radicado en Daraya, Abú Kinan.

“Cada vez que el ejército se apodera de una nueva posición, los rebeldes combaten contra las tropas para recuperarla. Los enfrentamientos son terribles”, añadió.

Durante las últimas semanas, se libraron combates encarnizados en Daraya y el ejército progresa en esta ciudad, donde en 2012 se produjo la matanza más sangrienta en el país desde el comienzo del conflicto, con 500 muertos, según el OSDH.

El martes por la noche, estallaron combates entre rebeldes y las fuerzas del régimen en el barrio de Bustan al Qasr, controlado por los rebeldes en Alepo, mientras que en la provincia de Homs (centro), el ejército llevaba a cabo una ofensiva con artillería pesada contra las ciudades de Rastán y de Qusair, en manos de los insurgentes, añadió el OSDH.

Al menos 60.000 personas murieron en Siria desde el comienzo de la violencia en marzo de 2011, según la ONU.