Poderosos carteles de la droga mexicanos, libran en Guatemala una guerra por el control de rutas y están penetrando instituciones del Estado, reconoció el presidente Otto Pérez, al destacar de su primer año de gobierno la búsqueda de nuevas estrategias contra el narcotráfico.

En entrevista con la AFP, Pérez comentó que Los Zetas, considerado el más sanguinario de los grupos criminales mexicanos, dominan dos de las tres rutas más importantes del narcotráfico en la región y disputan la tercera al cartel de Sinaloa, de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el capo más buscado de México.

Ambas organizaciones mafiosas actúan en alianza con grupos de narcotraficantes guatemaltecos en operaciones hace varios años, dijo.

“Los trabajos de inteligencia han determinado que continúa la expansión de carteles mexicanos a territorio guatemalteco (…). Les interesa la ruta donde ellos se van a desplazar (…), penetrar instituciones como las comisarías de la policía, fiscales o algunos jueces”, agregó Pérez, entrevistado en la Casa Presidencial.

Los Zetas controlan la ruta del norte, en el departamento de Petén, fronterizo con México, y la de la franja transversal centro-norte, que incluye Quiché, Huehuetenango -también limítrofes-, Alto Verapaz y Zacapa, junto con agrupaciones locales.

En la disputada vía del Pacífico, en el sur, cooperan a su vez el cartel de Sinaloa y otras organizaciones criminales guatemaltecas.

Pérez citó informes de inteligencia según los cuales producto de esas guerras territoriales el pasado 23 de diciembre fueron asesinadas e incineradas siete personas, incluida una fiscal, en un municipio de Huehuetenango, cercano a la frontera con México.

Guatemala comparte con México casi 1.000 km de frontera, en gran parte selvática, escasamente vigilada por las fuerzas de seguridad y permeada por cientos de pasos ilegales.

Los Zetas, que incursionaron en Guatemala en 2008, con gran dominio en el vasto Petén, reclutaron a militares guatemaltecos retirados del grupo de elite contrainsurgente de los “kaibiles’.

“A los kaibiles los buscaron porque Los Zetas se conformaron con ex militares de México (en la década de 1990) y encontraron allí no solo una preparación (sino también) disciplina y un entrenamiento militar que les podía ayudar a las actividades ilícitas”, explicó el presidente, un general retirado y experto en contrainsurgencia.

Pérez afirma que, según la inteligencia guatemalteca, miembros de las violentas pandillas Mara 18 y Mara Salvatrucha, activas también en El Salvador -donde acordaron una tregua con el gobierno- y en Honduras, colaboran con los carteles en trabajos específicos, pero no son su brazo armado.

“Las maras son utilizadas en algunas actividades que interesan a narcotraficantes, como robo de vehículos, sicariato o narcomenudeo, pero una participación directa o un brazo armado no lo tenemos a la vista o confirmado”, comentó el presidente.

Pérez, quien llegó a la Presidencia con la consigna de enfrentar con “mano dura” a la delincuencia, lanzó poco después de asumir el poder, el 14 de enero de 2012, una sorpresiva y polémica propuesta de despenalizar las drogas como alternativa ante lo que consideró el “fracaso” de la guerra frontal antidrogas que impulsa Estados Unidos.

El mandatario asegura que la guerra entre cárteles es un grave riesgo para la estabilidad del país y que casi el 50% de las 5.500 muertes que se registran cada año en Guatemala tienen relación con el narcotráfico.

Muestra del fracaso, señala, es que el crimen organizado convirtió a Centroamérica -puente, junto con México, por donde pasa el 90% de la cocaína enviada a Estados Unidos-, como la zona sin conflicto armado más violenta del mundo, según la ONU.

“Cuarenta años después de la prohibición y de haber declarado la guerra a los narcotraficantes, los resultados no son los que se han buscado. Al contrario, hemos visto cómo han crecido esos grupos y se han extendido a otras actividades,como secuestro, sicariato y extorsiones”, lamentó.

Se ha incrementado el flujo de “armas de fuego del norte hacia Guatemala y Centroamérica. Estos no son los resultados que buscamos”, agregó.

Pérez, afirmó que la lucha antidrogas no se ganará mientras exista un nivel de demanda como el de Estados Unidos, principal consumidor de cocaína del mundo.

“Cada gramo de cocaína que es consumida en Estados Unidos…, detrás de ese gramo de cocaína ha dejado una estela y un camino de muerte, destrucción y corrupción, al minar las instituciones en nuestros países”, subrayó.

Aunque su propuesta de despenalización fue rechazada de plano por Washington y algunos países de la región, la búsqueda de alternativas está sobre la mesa y, añadió, será abordada en la próxima Asamblea General de la OEA en julio en Antigua, Guatemala.