Comienza un nuevo año y con ello una serie de especulaciones sobre qué nos traerá este 2013 en el mundo gamer, especialmente cuando existen algunas luces que anuncian que comenzará un nueva generación de consolas, una vez que Wii U se convirtió en un aperitivo en este sentido.

Y si bien estamos recién colocándonos cómodos en este nuevo año, aparecen algunas ideas no muy buenas y que revisaremos (sin un orden particular) y que deberían quedarse en alguna sala de reunión y no llegar al gran público.

No bajar el precio de Psvita

No es sorpresa que incluso en Japón la nueva portátil de Sony no haya calentado mucho el ambiente, tanto 3DS como PSP, que en sus últimos días ha vendido más equipos y su software es más exitoso debido al alto precio que tiene esta portátil a todo nivel.

Cuando una portátil está más cara que su contraparte casera (una PS Vita puede costar con un juego sobre $200.000, mientras que un bundle de PS3 cuesta entre $170.000 y $180.000) es que algo anda mal. Tampoco ha ayudado que el anémico catálogo de la portátil tenga sólo dos juegos que han girado cabezas, en el cuál sólo uno es una franquicia nueva (Persona 4 Golden y Gravity Rush).

La soberbia (o desubicación) de Sony también se ha visto en no reducir el precio del sistema de almacenamiento de PS Vita, en donde introducen un nuevo sistema de memoria a un precio no adecuado para tan poco almacenaje, en vez de aprovechar la presencia de una serie de memory cards de la misma empresa y que están presentes en cámaras fotográficas o de video. Da para pensar que la misma compañía no tiene empacho en integrar 500GB de memoria en una cámara de video HD, pero no en un sistema de juego en donde se impulsa bajar clásicos desde la PSN Store, que tiene más pinta de avaricia que de otra cosa.

Permitir el virus de las microtransacciones en franquicias.

Incluso compañías serias han caído en el vicio de cobrar por cosas que forman parte de la experiencia de juego. Hagamos una línea en la arena y separemos este robo hormiga del DLC, que es opcional y que expande la experiencia de juego con cobros por revivir antes, tener más recursos en nuestros juegos y lograr una ventaja entre otros competidores.

En simple: DLC es tener un personaje en Street Fighter que tiene muy buen balance, pero que es completamente opcional a la experiencia de juego. Microtransacción es cobrar porque Ryu lanze 3 ó 4 veces (por 5 mil pesos) un Hadouken tan poderoso que deje K.O a nuestro rival.

Si bien el DLC llegó para quedarse, ya que permite extender la experiencia de juego si cada persona lo desea, la presencia de microtransacciones -especialmente en juegos “gratuitos”- es una experiencia vacía, ya que no permite ocupar el videojuego como un método para presentar un escenario, sino transformar el título en una ruta entre tú y la diversión llena de casetas de peaje. Si Day Z, un juego de zombies de Steam que cobraba por tener más armas o revivir antes, es un indicativo de “cómo viene la mano”, llamemos al cirujano y extirpemos esa mano.

Iniciar la nueva generación de consolas muy pronto

Convengamos algo, lo que hizo Nintendo con Wii U fue sugerir una nueva generación, pero si miramos el potencial de la nueva máquina de juegos de la “Gran N” ese llamado es más estético que real, ya que si nos ponemos polémicos lo que hizo la firma japonesa fue entrar a la generación actual y no crear una nueva.

Tanto “Durango” como “Orbis” (nombre de código de los nuevos sistemas de Microsoft y Sony) podrían ser presentados en el E3, esto no significa que los nuevos sistemas están listos “para el futuro”.

Hoy estamos en una época en donde no hay una línea más definida en estándares de entretenimiento. ¿A qué apuntarían estas empresas? La tecnología 3D está presente pero no es una necesidad real. La Alta Definición varía de forma rápida y apostar por una resolución hoy podría cambiar en el futuro, lo mismo si buscan que sus equipos sean Media Centers, cuando hoy los televisores “inteligentes” pueden lograr muchas de las prestaciones que hacen las consolas.

El llamado a empezar una nueva generación ha sido pedido por desarrolladores no porque los sistemas actuales no puedan soportar gráficamente sus obras maestras, sino porque el formato actual no se ha vuelto lo suficientemente rentable para ellos, y mucho menos para los estudios, que incluso han cerrado ante el elevado costo de creación de un producto en un sistema donde existe una gran competencia y saturación de material.

No darle chances a las nuevas franquicias.

Mientras Call Of Duty Black Ops 2 y Halo 4 vendieron una cantidad aceptable de copias solamente con su nombre, las copias de Resident Evil 6 están en los estantes y con una primera rebaja de precios tras Navidad.

En tanto, Journey, The Walking Dead: A Telltale Game, Mark of the Ninja, Fez, Sine Mora y otros títulos novedosos e interesantes reciben artículos y críticas positivas por parte de la crítica especializada, pero no aparecen en los menús de las consolas, o en las listas de correo, o en redes sociales oficiales.

Sony y Microsoft podrían atraer a un grupo de personas a sus sistemas de la misma forma que Apple crea sus listas de recomendación en la App Store, apoyando el contenido Indie o de estudios medianos y no apoyarse en la muleta de los FPS. Al final un E3, en donde el juego que más brilló fue otro shooter genérico, fue un evento no muy memorable.

La inútil guerra contra los juegos usados.

La patente inscrita por Sony de ocupar un sistema de Near Field Communication o tecnologías similares para limitar el uso de software utilizado de forma total, o bien, desbloqueando esta traba en forma pagada es parte de una de las estrategias más autodestructivas que se han generado en el último tiempo.

La lista de pros y contras sobre esta medida esta completamente desequilibrada si revisamos algunas razones. No lleva a comprar más juegos nuevos, ya que por simple sistema de depreciación siempre habrá un título mejor a un precio más rentable, especialmente en la era de la distribución digital.

Es la palada de tierra definitiva a las agónicas empresas que arriendan juegos y un golpe duro a las que reciben títulos usados como parte de pago. Es un handicap si los juegos quedan pareados a un sistema que por distintas razones debe ser reemplazado.

No hace mella a la piratería, porque si alguien tiene una consola modificada difícilmente comprará contenido original.

Destruye también uno de los espacios más relevantes de crear una comunidad gamer, que es intercambiar juegos entre amigos (o personas que pueden llegar a serlo). No creo ser el único que antes de la omnipresencia de Internet se conseguía el dato de las personas que tenían “ese juego”, y una podía cambiar por otro y seguir sumando experiencias a través de estos lazos.

Implementar en ésta o la próxima generación ese sistema podría generar un nivel de resistencia importante si es alto el monto por el cual los juegos usados pueden reactivarse.

Esperemos que este 2013 traiga anuncios relevantes en las distintas ferias y eventos y deje a estas posiciones en la papelera de reciclaje de alguna de las grandes compañías.

Mike Haggar
Participó en el podcast de videojuegos, cine y TV “Procesador”. Preocupado de estos tipos de entretenimiento desde el amateurismo… por ahora. Puedes conversar con él en Twitter a través de la cuenta @procesador2.