Precipitaciones y vientos poco habituales en Medio Oriente, iniciados el domingo han causado la muerte de por lo menos 11 personas y empeorado la ya difícil situación de los refugiados sirios que viven en campamentos.

Dos mujeres murieron en Cisjordania, después de que una inundación arrastrara el automóvil en el que viajaban y un hombre de 30 años de edad murió de frío en Taalabaya, en la provincia libanesa de Bekaa, tras emborracharse y quedarse dormido en su coche, indicaron este miércoles fuentes oficiales.

Además, un hombre murió en un deslizamiento de tierras en Yenín (Cisjordania) y una mujer en el incendio de una casa.

El pasado martes, el número de muertos se había estimado en seis y el miércoles, en Jerusalén, las escuelas cerraron al mediodía, ya que vientos, granizo y lluvia azotaron la ciudad.

Las condiciones climáticas causaron importantes daños en las infraestructuras de los territorios palestinos. “La infraestructura palestina (…) no está en condiciones de enfrentar un tiempo así”, estimó Ghasan Hamdan, jefe de la asistencia médica en la ciudad de Naplusa.

“Hace por lo menos unos 10 años que no hemos visto una tempestad semejante”, había declarado el martes a la AFP un funcionario de meteorología del aeropuerto de Beirut, quien destacó que los servicios habían registrado 638 mm de precipitación desde septiembre, contra 318mm del mismo período del año anterior.

En Siria, pesadas nevascas cerraron ciertas avenidas de Damasco. En un país en plena guerra civil, el frío era más difícil de soportar ya que numerosas regiones sufren con la falta de combustible para la calefacción, sin mencionar los cortes de electricidad.

Al mismo tiempo, las centenas de miles de sirios que huyen de la violencia para refugiarse en los campos instalados en países limítrofes, tienen apenas algunas carpas para abrigarse.

“Mi tienda quedó destruida. Traté de arreglarla, pero no lo logré. No sabemos qué hacer”, declaró el miércoles Mohamad Hamed, de 30 años, quien huyó de Siria hace un mes.

En el campo jordano de Zaatari, que alberga a unos 62.000 refugiados sirios, el mal tiempo destruyó centenas de tiendas de campaña y atizó las tensiones, que el martes provocaron una enorme confusión ante la distribución de ayuda. Varios miembros de organizaciones humanitarias resultaron heridos en la confusión.