Asegurando que el dolor no la deja vivir y clamando justicia se encuentra Sabina Ailef Ailef, de 65 años, luego que su hijo, Alejandro Alberto Castro Ailef, fuera asesinado en junio de 2008 en el sector de Rahue y cuyo homicida jamás fue capturado. La causa está archivada provisoriamente desde hace más de un año ya que, según dice el informe, “se determinó dicha acción porque los antecedentes no son conducentes al esclarecimiento del hecho”.

El puzzle policial se inicia cuando Castro, de 33 años a la fecha de cometido su homicidio, fue encontrado en la vía pública y apoyado en la reja metálica de una vivienda de calle Santiago. El informe pericial de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones de Osorno determinó que falleció a raíz de una anemia aguda producto de la herida penetrante causada con arma blanca, de modo intercostal.

Según los datos arrojados tras la investigación, el joven concurrió a dos lugares específicos en esa noche noche. Primero, llegó hasta un restorán y expendio de cervezas de Rahue donde estuvo con un amigo y dos mujeres. Posteriormente concurrió hasta un local nocturno conocido como “El Capri”, tras lo cual se perdió su rastro.

La angustiada madre manifestó que acudió a distintas instancias y autoridades en busca de ayuda desde que ocurrido el homicidio. Afirma que no ha encontrado asistencia y se siente totalmente discriminada, aduciendo a que el escenario sería distinto si tuviera dinero.

Uno de los hechos que causó sospecha es que en el cuello de la polera de su hijo se encontraba enganchada la cédula de identidad de su amigo con quien fue visto. Las diligencias arrojaron que éste se encontraba en compañía de una amiga al momento del asesinato, descartando su participación.

Sin embargo, dentro de las declaraciones del dueño del documento, éste manifestó que tras su paso por el local perdió la billetera, ante lo cual surge la duda de por qué apareció su cédula en el lugar del hallazgo.

Sabina aprovechó la instancia para llamar a todos quienes tuvieron contacto con su hijo esa noche a declarar y entregar antecedentes que permitan reabrir el caso. Está segura que alguien vio lo que pasó y a quien propinó la puñalada.

Por su parte, la fiscal jefe de Osorno, María Angélica de Miguel, manifestó que lamentablemente hay casos donde la línea investigativa no permite llegar a la conclusión del caso. Sin embargo, están conscientes de que el crimen perfecto no existe, por lo que el caso podría ser reabierto si surgen nuevos antecedentes.

La causa, afirmó la madre, pasó de fiscal en fiscal y ninguno fue capaz de obtener resultados favorables. Por ello, solo pide que alguien se ponga la mano en el corazón y declare, de tal modo de que el homicida pague por lo que hizo y así ella pueda alcanzar la tranquilidad al hacerse justicia.