La personalidad jurídica de la Universidad del Mar fue cerrada. Al parecer queda muy poco por hacer, pero me parece interesante reflexionar sobre sus alcances desde una perspectiva local, para Valparaíso.

El gobernador que se mantiene en funciones hasta el 1 de enero, Pablo Zúñiga, fue rector de la Universidad del Mar en Punta Arenas. Hubo un puñado de cuestionamientos donde los gremios públicos locales y nacionales apuntaron sus dardos en contra de la autoridad gubernamental, pero nada. El gobierno decidió aceptar la renuncia y no zanjar por una remoción pues, administrativamente, es más elegante. Elegante para todos menos los estudiantes.

Nadie menciona que era la propia autoridad quien ofrecía en la sede que tenía a su cargo títulos profesionales a los integrantes de su equipo de trabajo para calificarse académicamente en la universidad, a fin de obtener competencias que en su conjunto, parecen un mal chiste de un sistema corrupto y sin fiscalización.

Fue acusado de muchas faltas por los gremios de trabajadores públicos, pero la autoridad no hizo nada. Es más, aunque su renuncia fue aceptada para regir desde el 1 de enero de 2013, dos semanas antes se fue tranquilamente de vacaciones sin que nadie hiciera nada. Esto mientras se sigue trabajando en preparar la fiesta de fuegos artificiales más importante del país para Año Nuevo, con más de 1 millón de personas en las calles.

El cierre de la Universidad de Mar no es más que una decisión política con réditos populares, pero nadie se preocupa de aquellos miles de alumnos que pagaron para seguir sus carreras a través de la web (bajo sistema e-learning, como se conoce) y ahora nadie reconoce, respalda ni defiende. Es decir, ellos quedaron a la deriva y en tierra de nadie, perdiendo millones de pesos, sin que sea preocupación de nadie más que de los propios involucrados.

Fueron muchas ocasiones donde la autoridad aseguró a través de Radio Bío Bío que no tenía nada que ver con la Universidad del Mar, pese a que cada día se conocían más pruebas que le enrostraban su paso por este fallido elefante blanco que sólo buscaba enriquecer a aquellos que vieron en este giro, beneficios más que importantes.

Conozco meseros, guardias, periodistas y profesionales que confiaron en la autoridades para obtener un títulos que les dieran competencias y que les permitiera obtener un diploma para enfrentar de mejor manera el futuro. Todo quedó en nada. Pérdida de dinero, a cambio de desprestigio social y burla del entorno.

Si el ícono del lucro de la educación fue la Universidad del Mar, cuyos directivos fueron parte del gobierno, nada o muy poco se puede ya hacer. Menos cuando ellos ya cumplieron su objetivo de financiar campañas políticas para quienes defienden desde el congreso sus intereses que moralmente son, por decirlo menos, reprochables.

Ahora sólo resta decir… felices vacaciones, señor Gobernador.

Mauricio Barrientos
Radio Bío Bío Valparaíso