El patriarca latino de Jerusalén, el monseñor Fuad Twal, formuló un llamado a trabajar por la paz y la reconciliación en el Medio Oriente “herido”, y en particular por Siria, durante su homilía de la Navidad en Belén, en Cisjordania.

“Desde este lugar santo invito a los políticos y a los hombres de buena voluntad a trabajar de forma resuelta por un proyecto de paz y de reconciliación que abrace a Palestina y a Israel, y al Medio Oriente herido”, dijo Twal, la más elevada autoridad católica romana en la denominada Tierra Santa.

En Roma, durante una misa solemne en la basílica de San Pedro, el papa Benedicto XVI hizo un pedido por la paz en Palestina, Siria, Líbano e Irak, expresó su esperanza de que “los cristianos puedan mantener su morada” en esos lugares y que “cristianos y musulmanes construyan juntos sus países”.

Belén, una zona autónoma de Cisjordania, celebró el lunes su primera Navidad desde que Palestina fue reconocido como un Estado observador de las Naciones Unidas.

Además, los palestinos reivindicaron en junio como un éxito “histórico” la inclusión de la Iglesia de la Natividad y la ruta del peregrinaje de Belén en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, a pesar de la oposición de Israel y de Estados Unidos.

En noviembre, los palestinos consiguieron una victoria diplomática mayor al convertirse en un Estado observador no miembro de la ONU mediante un voto altamente mayoritario en la Asamblea General, un momento que el presidente palestino Mahmud Abbas llamó “un acta de nacimiento”.

Como manda la tradición, el arzobispo Twal hizo su entrada solemne en la ciudad cuna del cristianismo el lunes por la tarde, acompañado por tropas palestinas engalanadas con instrumentos heredados del Mandato Británico (1920-1948).

A cada año, esta colorida procesión se convierte en una enorme celebración popular palestina en la Plaza del Pesebre, en el corazón de Belén, para las festividades que son la principal atracción turística anual de Cisjordania.

El presidente de la Cámara de Comercio local, Samir hazbun, dijo que eran aguardados entre “10.000 y 15.000 turistas extranjeros”, y añadió que la mayoría de los 3.700 cuartos de hotel en la región estaban repletos el lunes, números comparables a los de años anteriores.

“Oremos por Siria”

A la caída de la noche, un enorme árbol ornado con detalles en rojo iluminaba la gran plaza delante de la Basílica de la Natividad, que según los Evangelios marca el lugar del nacimiento de Cristo.

A la medianoche, el patriarca presidió la gran misa de navidad en la iglesia católica de Santa Catarina, contigua la Basílica de la Natividad, en presencia del presidente Abbas, el Primer Ministro palestino Salam Fayad, el ministro de Relaciones Exteriores de Jordania, Naser Jawdeh, y diplomáticos europeos.

En su homilía, el prelado de origen jordano saludó los “esfuerzos y posiciones valientes” del presidente Abbas y del rey jordano Abdalá II para que Palestina sea reconocido como Estado observador de la ONU.

“Este reconocimiento debe ser un paso decisivo hacia la paz y la seguridad de todos. Apenas la justicia y la paz en la Tierra Santa pueden restablecer el equilibrio regional y mundial”, dijo Twal.

“Oremos con fervor por nuestros hermanos, en Siria, que mueren sin piedad. Oremos por el pueblo egipcio que lucha por el entendimiento, la libertad y la igualdad. Oremos por la unidad y la reconciliación en el Líbano, en Irak, en Sudán, en los otros países de la región y del resto del mundo. Oremos por la prosperidad y la estabilidad de Jordania”, exhortó.

En Siria, la minoría cristiana -que acompaña el despedazamiento del país en una guerra civil que ya lleva más de un año- festejó la Navidad en medio del angustia y el caos.

En una iglesia católica repleta de gente en el centro de Damasco, los cristianos rezaron par que “la paz se instale en el corazón de todos los sirios”.