Egipto esperaba este lunes el resultado oficial del referéndum sobre un proyecto de Constitución, que habrían aprobado dos tercios de los votantes, según datos oficiosos cuestionados por la oposición.

“No se ha fijado fecha oficial” para la publicación del resultado oficial, dijo a la AFP un miembro de la comisión electoral, Mohamed el Tanobly. Sin embargo, la agencia de noticias Mena, citando fuentes de la Comisión Electoral, informó que el resultado oficial del referéndum sería divulgado en la tarde del martes.

De acuerdo con Mena, la Comisión Electoral pretende realizar una conferencia de prensa para anunciar los resultados oficiales definitivos de la consulta.

Los Hermanos Musulmanes, formación del presidente Mohamed Mursi, y los medios gubernamentales informaron que el 64% de los votantes aprobó la Constitución, al término de las dos fases del referéndum llevadas a cabo el 15 y el 22 de diciembre. Según los islamistas, la tasa de participación se situó en torno al 32%.

No obstante, el Frente de Salvación Nacional (FSN, principal coalición de la oposición laica) anunció que cuestiona estos resultados, debidos, según él, “al fraude, a las violaciones y a las irregularidades”.

El FSN añadió que este referéndum “no es el fin del camino” sino “sólo una batalla” en el combate contra el poder del presidente Mursi.

Hace varias semanas que este proyecto de Constitución está en el centro de la crisis más grave registrada en Egipto desde la elección de Mursi, en junio pasado.

Las tensiones entre los partidarios y los adversarios de Mursi culminaron la noche del 5 de diciembre en enfrentamientos en los alrededores del palacio presidencial en El Cairo, dejando ocho muertos y cientos de heridos.

La oposición sostiene que ese texto abre el camino a interpretaciones severas del islam y ofrece pocas garantías para determinadas libertades, a pesar de las aspiraciones democráticas surgidas de la revuelta contra Hosni Mubarak, quien dirigió Egipto durante tres décadas.

Para los partidarios del “sí”, la adopción del texto dotaría al país de un marco constitucional estable. Se trata de un argumento destinado a seducir a los numerosos egipcios preocupados después de dos años de transición turbulenta.

En el plano internacional, Alemania pidió una investigación sobre el presunto fraude.

Estados Unidos, que brinda a Egipto una ayuda militar de 1.300 millones de dólares anuales, se ha mostrado cauto al respecto, pero la republicana Ileana Ros-Lehtinen, presidenta de la comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, calificó la votación de “derrota para el pueblo egipcio”.

“No podemos celebrar el hecho de cambiar un régimen autoritario por una dictadura islamista”, estimó.

En momentos en que la inestabilidad política se acompaña de un aumento de la deuda y un descenso del turismo, el Fondo Monetario Internacional anunció este mes el congelamiento de un pedido de El Cairo para obtener un préstamo de 4.800 millones de dólares y Alemania indicó que suspendía la anulación parcial de la deuda egipcia debido a sus inquietudes sobre lo que estaba pasando en el país.

Se prevé que, en contrapartida del préstamo del FMI, Egipto aplique medidas de ajuste presupuestario.

El embajador de la Unión Europea en El Cairo, James Moran, estimó que era “importante crear confianza. La situación actual es frágil y cuanto antes se concrete el préstamo del FMI, mejor”, agregó.

Antes de la primera fase del referéndum, el pasado 15 de diciembre, Mursi congeló una serie de impopulares aumentos de impuestos sobre productos de consumo, como los cigarrillos o las gaseosas, que procuraban aportar mayores ingresos al Estado.