Si es difícil definir y clasificar a los artistas, algunos hacen esa labor casi imposible. Es el caso de Klaudia Kemper que ha explorado distintas técnicas, soportes, lenguajes, en una búsqueda incesante que la ha llevado a mutar, siempre rebelde a quedar encasillada y estancada.

Klaudia Kemper no es fácil, le gusta ir a contrapelo, cuestionar, buscar el camino complejo, diferente; no es políticamente correcta, no cultiva el glamour.

Por eso resultará interesante ver esta gran exposición tan autobiográfica.

Pensando el espacio museal como un cuerpo, la artista inaugura la muestra Inmersión, donde despliega un trabajo vasto y versátil, concebido y desarrollado entre 1990 y 2012, cuyos múltiples formatos dan cuenta de los diversos tránsitos de la artista a lo largo de su carrera.

La muestra se inaugura el martes 15 de enero a las 19.30 horas y estará abierta hasta el 31 de marzo.

En cinco salas del ala sur del MNBA la artista chilena Klaudia Kemper (Río de Janeiro, Brasil, 1966) despliega una de las muestras más vastas e importantes de su carrera, exhibiendo un trabajo que es el resultado de más de 20 años de experiencia. Inmersión, que cuenta con el financiamiento del Fondart del Consejo de la Cultura y las Artes 2012, narra la vida artística de Kemper.

Metafóricamente, el resultado es una inmersión autobiográfica, con una fuerte impronta retrospectiva, que muestra su particular mirada sobre la vida y sus procesos: “Hablo desde el yo porque no sé hacerlo desde otro punto de vista, no tengo la creatividad de un escritor o guionista de ficción, que puede inventar personajes. Es a partir de mis experiencias que se va construyendo esta trama que finalmente cobra cuerpo a través de una serie de pinturas, una video instalación o un objeto”, declara.

Inmersión constituye un viaje a través de un cuerpo, un organismo viviente que se va develando y relatando a través de innumerables piezas que envuelven y sorprenden. El recorrido empieza por la sala 1 del museo donde está lo que corresponde al tórax y representa las funciones vitales, albergando obras de fotografía, impresiones y videos.

Las salas 2 y 4 emulan la cabeza, boca y ojos, con video instalaciones. La sala 3 es el símbolo de las piernas y muestra una instalación de video-viaje. El recorrido termina en la sala 5, una metáfora de las manos, la manualidad, en la cual se exhiben pinturas.

Sobre la artista

Nacida en Brasil y radicada en Chile desde los 10 años, Klaudia Kemper ha recorrido un camino académicamente poco convencional. Luego de titularse con distinción en la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad Católica de Chile, comenzó a explorar en el arte desde diferentes trincheras: se fue a Europa y en un periplo en que investigó y conoció ese mundo, estudió Bellas Artes en Francia. Siempre con el afán de cuestionar las técnicas y el academicismo y aprender desde esa óptica tomó diferentes cursos que la estimularon en diversos formatos, articulando una obra difícil de encasillar por lo amplia y fecunda. Ha marcado varios hitos importantes en su carrera, ha ganado varios premios y ha expuesto individual y colectivamente en Chile y en el extranjero. Entre sus muestras individuales destacan: Tatuaje, la marca indeleble en Galería Arte Actual, Santiago, Chile, 1997; Cuerpo, en Galería Animal, Santiago, Chile, 2004; Digital Chile, en SAT Gallery, Monteral, Canadá, 2009. Además, su trabajo de animación “M”, que obtuvo el primer premio en el X Festival Franco Chileno de video arte en 1990, se ha exhibido en el MoMA de Nueva York y en el Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, entre otros espacios.

Su imaginario se ha ido configurando en el ejercicio de la prueba y el error, cuestionando constantemente lo políticamente correcto.

“Nunca creí en la academia, me negué a aprender a dibujar (lo hice muchos años después, en España, cuando sentí que mi trabajo lo necesitaba); luego aprendí a animar, a costa de grandes discusiones con quienes me enseñaban ya que no quería hacer la animación de la forma “correcta”. Fue así como encontré una manera de hacer animaciones que tenían más que ver con la pintura que con el cartoon. Me inicié con la pintura que, posteriormente, me hizo indagar en la animación. En paralelo, me interesó la sala oscura y sus posibilidades de mutación a través de proyecciones o efectos que pudieran producir alteraciones perceptuales. En cambio el video y la fotografía surgen con posterioridad, como medios que me posibilitan el registro de la realidad, la captura del instante, al menos eso creía en un inicio”, rememora la artista.

Si bien Inmersión se pensó inicialmente como un proyecto recopilatorio, durante el proceso se fueron adicionando trabajos nuevos, casi todos sobre la base de material antiguo (como horas de grabaciones en videos, por ejemplo). Este proceso influyó radicalmente en los resultados del trabajo, pues la artista se vio sumergida en la revisión de su vida al repasar material recopilado en diversas etapas de su existencia, además de cuadernos y apuntes de viajes.

Es precisamente lo autobiográfico lo que hace que esta obra sea una suerte de inmersión y reflexión en los procesos de vida de Kemper. “Tomar conciencia tiene que ver con el pasado, nos damos cuenta de éste porque el presente aún no se puede digerir, ni siquiera percibir. La realización de un proyecto de arte tiene que ver con detenerse y mirar hacia atrás –en este caso, mi pasado– y así surgen las preguntas existenciales más básicas. Para responderte tienes que ir a tu propia biografía, tu árbol genealógico, tus antepasados y luego ver a tus hijos y percibir que eres una parte mínima de una red muchísimo mayor”, señala.

La exposición considera la presentación de un libro compilatorio sobre la producción reciente de la artista. Ésta será una publicación bilingüe de 1000 ejemplares, con textos de reconocidos teóricos latinoamericanos, además de obras inéditas de la artista.