Los egipcios empezaron a votar el sábado por la mañana a favor o en contra de un proyecto de Constitución que divide profundamente al país y que provocó numerosas manifestaciones y enfrentamientos.

El referéndum se celebra el sábado en diez gobernaciones, incluida El Cairo y Alejandría y la región inestable del Sinaí (este), que suman unos 26 millones de electores sobre un total de 51,3 millones. Las otras 17 gobernaciones votarán el 22 de diciembre.

Los colegios electorales abrieron poco después de las 08H00 locales (03H00 Hora de Chile) y deberían cerrar a las 21H00 locales (16H00 Hora de Chile), después de que las autoridades ampliaran el tiempo de votación dos horas, según informó la agencia de noticias MENA.

El presidente islamista Mohamed Mursi fue de los primeros en votar en una oficina electoral de El Cairo cercana al palacio presidencial, según las imágenes de la televisión estatal.

El proyecto de Constitución pretende dotar al país de un marco constitucional estable y democrático, que según sus partidarios debería reflejar los cambios ocurridos en el país desde la caída del autócrata Hosni Mubarak a principios de 2011.

La oposición laica, de izquierda y liberal denuncia un texto adoptado a toda velocidad por una comisión dominada por los islamista, que abre según ella la vía a interpretaciones rigoristas del Islam y ofrece pocas garantías para las libertades.

“He votado a Mursi (en las presidenciales de junio) pero fue un gran error. Esta Constitución es mala, entre otros porque no prohíbe trabajar a los niños y abre la vía al matrimonio de menores”, afirma Alí Mohamed Alí, un hombre sin empleo que lamenta también que con el nuevo presidente “los precios volvieron a subir”.

A la inversa, Kasem Abdalá, vecino del barrio popular de Mokatam en El Cairo, cerca de la sede de los Hermanos Musulmanes a los que pertenece Mursi, vota “sí” sin vacilar. “Es una Constitución que ofrece derechos y estabilidad”, asegura.

Enfrentamientos el viernes en Alejandría

Partidarios del “sí” y del “no” se enfrentaron el viernes en Alejandría (norte), la segunda ciudad del país, y una quincena de personas resultó herida. La policía tuvo que intervenir con disparos de gases lacrimógenos.

La tranquilidad reinaba el sábado por la mañana en la gran ciudad mediterránea, según Khaled el Azazi, portavoz de la autoridades regionales de seguridad. “Detendremos a cualquiera que inicie disturbios”, dijo.

El referéndum fue precedido por varias semanas de manifestaciones que degeneraron a veces en enfrentamientos entre opositores y partidarios del presidente.

A principios de diciembre, ocho personas murieron en enfrentamientos entre los dos campos en los alrededores del palacio presidencial en Heliopolis, en la periferia de El Cairo.

Unos 120.000 soldados fueron movilizados para ayudar a los 130.000 policías encargados de la protección de las operaciones de votación. Mursi ha autorizado al ejército a detener a civiles en el marco del mantenimiento del orden hasta el anuncio de resultados definitivos, en una fecha todavía por determinar.

La división del país en dos zonas de voto sucesivas se decidió in extremis, sin duda para hacer frente a un boicot de numerosos magistrados encargados de supervisar el escrutinio. El impacto de este desafío de los magistrados no se conocía el sábado por la mañana.

Este referéndum se interpreta también con una suerte de voto de confianza a favor o en contra de Mursi, elegido por corta mayoría en junio, en un contexto marcado por una grave crisis económica.

Unos 600.000 egipcios inscritos fuera de su país empezaron a votar el miércoles en las misiones diplomáticas. La votación desde el extranjero, que debía finalizar el sábado, se prolongó hasta el lunes, anunció la comisión electoral.

Egipto, que cuenta con unos 83 millones de habitantes, es el país más poblado del mundo árabe.