El arquero de Tigre, Damián Albil, afirmó que hubo “10 minutos de batalla campal” en el vestuario del Morumbí (Sao Paulo), en el entretiempo de la final de la Copa Sudamericana.

“Ellos no necesitaban nada de todo esto, porque estaban ganando en la cancha”, señaló el meta del cuadro argentino a su regreso a Buenos Aires después del “calvario” vivido en Brasil, donde se enfrentaron con las fuerzas de seguridad. La falta de garantías impidió su regreso a la cancha y el consecuente título alzado por Sao Paulo al adelantar 2-0 al cabo de la primera etapa.

“La Confederación (Sudamericana de Fútbol) va a tener que tomar una determinación, porque fue muy grave, hubo armas de fuego”, admitió Albil, a quien un agente le apuntó con un revolver en el pecho y amenazó al resto del plantel. El volante Martín Galmarini lucía su brazo derecho con puntos tras sufrir un corte.

“Era imposible jugar después de la pelea”, contó el meta en diálogo con C5N, donde contó además otros inconvenientes que sufrió Tigre, al que además impidieron el reconocimiento del campo de juego y apedrearon el micro. “Después de todo lo que pasó, da para pensar que estaba todo armado”, acotó.

Mira parte de lo ocurrido en Sao Paulo: