El ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, advirtió al régimen sirio contra el uso de armas químicas y biológicas y aseguró que su país, si bien favorece el diálogo para poner fin al conflicto sirio, no excluye una intervención militar.

“Estamos muy preocupados por los arsenales de armas químicas y biológicas y por las informaciones que indican que el régimen podría utilizarlas”, declaró Hague a un grupo de periodistas, en Manama, donde participa en un foro sobre la seguridad regional.

“Hemos enviado, junto con Estados Unidos, un mensaje meridiano al régimen” contra todo uso de armas químicas.

Hague aseguró que se han “elaborado planes de emergencia” en caso de que el régimen de Damasco recurra a estas armas, aunque se negó a dar más detalles.

Interrogado sobre la posibilidad de que su país participe en una intervención militar, respondió que el gobierno británico “nunca ha descartado ninguna opción” aunque sigue “apoyando una transición pacífica”.

También recordó que en la política británica “no está” la de suministrar armas a la oposición siria o ninguna otra en Oriente Medio aunque aporta ayuda en materia de “equipos de comunicación” y asistencia humanitaria.

La comunidad internacional ha multiplicado en los últimos días la advertencias al régimen de Bashar al Asad contra el uso de armas químicas después de que responsables estadounidenses informaran que el ejército sirio habría cargado bombas con gas sarín que se lanzarían desde aviones.

Siria ha dicho que nunca utilizará este tipo de armas en el caso de que las poseyera, aunque Moscú, su gran aliado, ha reconocido implícitamente su existencia al asegurar que están “bajo control estrecho”.

Siria vive desde mediados de marzo de 2011 una revuelta popular contra el régimen de Al Asad que se ha militarizado a medida que aumentó la represión. Según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) el conflicto ya dejó más de 42.000 muertos en el país.