El hospital londinense Rey Eduardo VII, donde fue atendida la princesa Catalina, anunció que había enviado el sábado una carta a la radio australiana, que tomó “lamentable” la decisión de haber grabado y luego difundido una farsa telefónica de dos de sus locutores.

El hecho de que “la llamada haya sido grabada y que la dirección de vuestra radio haya aceptado difundirla es lamentable”, escribe Lord Simon Glenarthur, presidente del hospital en esta carta.

La farsa contra la realeza se convirtió en un drama el viernes con el deceso de la enfermera engañada por los dos locutores australianos.