El vocero de Gobierno dijo que “Carabineros de Chile no quiere entre sus filas a Walter Ramírez”. Se trata de una extraña declaración, puesto que era innecesario el polémico oficio de Contraloría indicando que el asesino material de Matías Catrileo “puede” (en vez de “debe”) permanecer en la institución.

Carabineros, y por lo tanto el Ministerio del Interior, tiene en sus manos todas las herramientas institucionales para tomar la decisión –que es política– de dar de baja a Walter Ramírez. Basta, por ejemplo, con considerar que el comportamiento de Ramírez deshonra a la institución.

Pero el Estado de Chile no considera el asesinato por la espalda de Matías Catrileo como una deshonra, a pesar del “pégale un balazo” que se escucha en la radio institucional en el momento de los hechos. Veamos el fallo que dejó en libertad a Walter Ramírez:

“Esta Corte –la Suprema– comparte el criterio sostenido por los jueces del fondo –el Tribunal Militar– de que lo que impulsó al enjuiciado a actuar de la forma como lo hizo, fue un mal entendido sentido de cumplimiento del deber, con un celo exagerado, proponiéndose el mejor servicio de su cargo público, con el convencimiento de que obraba a favor del orden jurídico, por una razón justa, ejecutando un mandato legítimamente otorgado por autoridad competente, por lo que tal conducta merece ser reconocida en los términos que dispone la norma en cuestión”. (fallo, p.17). Así de claro y contundente.
  
Es por eso que el tema va más allá de lo necesario que es dar de baja a Walter Ramírez.

Así, más nos llama la atención que Carabineros y el Gobierno de Chile consideran razonable tener como General de la IX Zona a Iván Bezmalinovic. En su hoja de vida está haber estado a cargo del operativo en que Carabineros mató al obrero forestal Rodrigo Cisterna en Arauco. Luego, siendo prefecto en Malleco fue el responsable del operativo en que se persiguió y asesinó por la espalda a Jaime Mendoza Collío, incurriendo Bezmalinovic en falso testimonio y presentación de pruebas falsas.

La causa contra el ahora General tiene pocas posibilidades de prosperar en la Fiscalía Militar de Angol. Pocas semanas después, en esa misma Prefectura de Malleco, está el caso del teniente Saenz persiguiendo e hiriendo con una motosierra al cabo Vilugrón, hecho que se oculta dos años, manchando la hoja de vida de la víctima (se le acusa de herirse solo) y no la del victimario.

Todo esto no fue problema para que Bezmalinovic fuera ascendido a General de Zona. Su actuación más controvertida en este cargo es en la detención de Paulino Levipán y Daniel Levinao, a quienes acusó de homicidio frustrado en su contra, planteando frente al tribunal que él mismo, a su avanzada edad y con notable sobrepeso, persiguió y atrapó a uno de los ágiles veinteañeros. La investigación por la pateadura que se les dio a los jóvenes, cuyas graves lesiones constan en el Tribunal de Garantía de Collipulli, tampoco prosperará nunca en el tribunal militar.

El tema, entonces, no es solamente dar de baja a Walter Ramírez, sino que hay una política policial instaurada en la zona. Además, el tema es que la democracia chilena no da de baja la justicia militar, cuya reforma duerme en el Senado a pesar de las claras indicaciones que ha hecho al Estado de Chile la Corte Interamericana.

En La Araucanía, Gobierno y parlamentarios se ven obligados a “cubrir las espaldas” a Carabineros –y para eso la Justicia Militar es necesaria– porque no hay real interés por dialogar, pues el diálogo honesto lleva a la justicia, y la justicia implica tocar los intereses de Forestal Arauco y Mininco, que son quienes financian las campañas políticas. Por eso se impone la fuerza.

Es lamentable que una institución como Carabineros de Chile esté cayendo en tal descrédito. No son los “violentistas” quienes hacen daño a esta institución, sino el Gobierno y el Parlamento.

L. García-Huidobro

L. García-Huidobro

Luis García-Huidobro sj. Religioso Jesuita. Colaboró varios años en Pastoral Mapuche en Chile. Actualmente se encuentra realizando una experiencia de inserción en México, dando clases en el Instituto Superior Intercultural Ayuuk y colaborando en el Servicio Jesuita a Migrantes. Su cuenta en Twitter es @luisgarciahsj.