Luego de la ceremonia que se realizará esta tarde en la ANFP, Jorge Sampaoli será el nuevo técnico de la Selección Chilena.

A partir de hoy, tiene casi 60 días antes de su primer partido con la “Roja” y once meses antes del objetivo principal de la regencia de nuestro fútbol: llegar al Mundial de Brasil.

Para conseguir esta meta, el nuevo entrenador debe pasar, al menos, tres desafíos.

- Recuperar la línea de juego de la Selección: Incluso cuando Chile lideraba la ruta al Mundial, la crítica apuntaba al fondo futbolístico de la escuadra dirigida por Claudio Borghi. La dependencia de las individualidades (Matías Fernández, Alexis Sánchez, Arturo Vidal, entre otras), hacían que la suerte del equipo nacional variara según el día de sus referentes. Duante largos pasajes en los juegos ante Colombia, Ecuador y Serbia, el medio del campo y la franja izquierda de la zaga fueron auténticos pasadizos, por lo que la preocupación central del equipo era salvar los trastos del fondo antes que atacar en campo contrario.

Aquello, ya sea con los mismos jugadores o con futbolistas cercanos a su estilo (como también, acostumbrados al esquema de Marcelo Bielsa, principal referente del casildense) es lo urgente en el conjunto nacional.

- Disciplina: El caso “Bautizazo”, salidas nocturnas, jugadores en estado “indefendible”, entre otras situaciones, fueron minando la imagen del técnico nacional, como también las relaciones en el vestuario de la “Roja”. Más que ser policías, lo que deberá buscar este proceso es que las conductas de aquellos seleccionados más cercanos al conflicto se acerquen a ciertos rasgos de profesionalismo durante su presencia en la concentración de Chile, o que repliquen lo que realizan en sus clubes. Ni más ni menos.

- Recuperar a jugadores: Los casos de Arturo Vidal y Humberto Suazo parecen ser los más emblemáticos en este apartado. Al volante de Juventus le hablará el trasandino como una de sus primeras misiones en su nueva labor. Le hará saber que su juego es fundamental en el esquema que propondrá Sampaoli, como también la necesidad de que el orden que evidencia el mediocentro en Italia, aparezca con la camiseta nacional.

Lo propio para el sanantonino, aunque su caso es más complicado, ya que permanecía en la Selección por el vínculo que mantenía con Claudio Borghi. Será tarea del argentino reencantar al máximo realizador de las Eliminatorias al Mundial de Sudáfrica.