La conferencia sobre el cambio climático de Doha entró el lunes en su fase final con la participación de los ministros de más de 190 países en las negociaciones que deben lograr un acuerdo sobre el segundo acto del protocolo de Kioto (Kioto 2), y la ayuda financiera a los países más frágiles.

Paralelamente a esos largos y complejos debates característicos de la ONU, las malas noticias sobre el calentamiento del planeta continuaban acumulándose.

Según un reciente estudio, al ritmo en que aumentan las emisiones de CO2, a más de 3% anual entre 2000 y 2011, el incremento de la temperatura podría superar 5ºC en 2100, o sea tres grados más de lo que los científicos presentan como el límite a partir del cual la maquinaria climática podría acelerarse.

Por otra parte, la estimación más precisa realizada hasta la fecha sobre el deshielo de los glaciares polares mostró que se aceleró durante los últimos 20 años, contribuyendo en 20% a la subida de los océanos durante ese período.

“Lo que me frustra es que estamos muy lejos de lo que la ciencia nos indica que debemos hacer” para contener el calentamiento, reconoció el lunes la responsable del Clima de las Naciones Unidas, Christiana Figueres, durante una conferencia de prensa.

“Lo que me da esperanzas es que desde hace dos o tres años, ese proceso hizo más progresos que los que se habían obtenido en los diez años anteriores”, agregó.

Uno de los objetivos de la conferencia de Doha, que terminará el viernes, es firmar el segundo acto del protocolo de Kioto, único instrumento legalmente vinculante que compromete a los países industrializados a reducir sus emisiones de gases con efecto de invernadero (GEI), después de la expiración del primer período de compromiso, a fines de diciembre.

Un acuerdo global, que en esta oportunidad involucraría a todos los países, incluyendo a los principales contaminantes –Estados Unidos y China, que no ratificaron Kioto–, debe ser firmado en 2015 para entrar en vigor en 2020.

“Al final de la conferencia de Doha, habremos aprobado las enmiendas necesarias para entrar en un segundo período de compromiso del protocolo a partir del 1 de enero de 2013″, sostuvo Figueres.

Sin embargo, después de una semana de negociaciones, los detalles no habían sido resueltos y se registraba un enfrentamiento entre la Alianza de las Islas Pequeñas (AOSIS), muy vulnerables a la subida del nivel de los mares, y la Unión Europea (UE), el actor principal de Kioto 2 después de la renuncia de Japón, Canadá y Rusia.

Entre los numerosos puntos de tensión, las AOSIS exigen que Kioto 2 dure solamente cinco años y no ocho como pide la UE, para “evitar fijar durante demasiado tiempo objetivos de reducción de GEI que no son lo suficientemente ambiciosos”.

Otro punto delicado es “el aire caliente”, un superávit de cuotas de emisiones que los ex países de Europa del Este y sobre todo Polonia heredaron de Kioto 1 y quieren prorrogar en Kioto 2.

Se trata de un punto crítico para numerosos países y organizaciones no gubernamentales, que consideran que esa posibilidad desvirtuaría los resultados esperados de Kioto 2.

Los ministros, principalmente de Medio Ambiente y Energía, así como unos 20 jefes de Estado, son esperados el martes.

También deberán tratar la cuestión de la ayuda a los países más vulnerables al cambio climático.

Los países en vías de desarrollo pidieron 60.000 millones de dólares de aquí a 2015, para garantizar una transición entre la ayuda urgente decidida en la cumbre de Copenhague, a fines de 2009, que consistía en 30.000 millones de dólares en el período 2010-2012, y la promesa de los 100.000 millones de dólares anuales hacia 2020.

“Eso no parece muy probable, pero hay que encontrar las opciones intermedias”, comentó un negociador europeo que solicitó el anonimato.