Enrique Peña Nieto, que juró este sábado como nuevo presidente de México en medio de protestas en el Congreso y violentas manifestaciones, prometió restablecer la paz y combatir la desigualdad en un país asolado por la pobreza y el narcotráfico.

“México necesita vivir en paz”, dijo el flamante mandatario, quien abogó por un cambio en el paradigma de la lucha antidrogas, que dijo ahora se centrará en atender a las víctimas. “El delito no sólo se combate con la fuerza, es imprescindible que el Estado restablezca el tejido social”, subrayó.

Peña Nieto juramentó oficialmente en el Congreso mientras afuera unos 3.000 manifestantes protestaban, intentando derribar con bombas Molotov, piedras y petardos la vallas de metal instaladas hace días por la policía, generando choques que dejaron una veintena de heridos.

En un acto que demoró apenas cinco minutos Peña Nieto prometió “guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, mientras los legisladores del Partido Revolucionario Institucional, al que pertenece, gritaban “¡México, México!” y los opositores de izquierda chiflaban.

Tras recibir la banda presidencial con los colores de la bandera de México de manos de su antecesor, Felipe Calderón, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), el nuevo presidente se trasladó a la sede del Palacio Nacional para su discurso inaugural.

Compromisos iniciales

En ese primer pronunciamiento enumeró los cinco ejes de su gobierno, entre los que destacan el restablecimiento de la paz y el combate a la pobreza, acompañados de 13 acciones concretas que se reflejarán en iniciativas de reforma legal y proyectos que se incluirán en el presupuesto 2013.

Peña Nieto también prometió que el retorno del PRI, que gobernó México entre 1929 y 2000, no significa reimplementar prácticas autoritarias y excluyentes.

“Hoy la democracia ha logrado consolidarse y ser parte de nuestra cultura (…). El México democrático es el México de nuestros días, hay alternancia en todos los órdenes del gobierno, existe división de poderes”, dijo al comprometerse también al pleno respeto a los derechos humanos.

Este abogado de 46 años hereda un país bañado en sangre, con 60.000 muertos por pugnas entre cárteles de droga que se disputan las rutas hacia Estados Unidos e infiltrados en todos los niveles de gobierno, pese a la lucha frontal en su contra lanzada por Calderón en 2006 sustentada en el despliegue militar.

En su discurso, Peña Nieto no especificó si dará continuidad a este despliegue militar, pero rindió un homenaje al profesionalismo de las Fuerzas Armadas.

En un mensaje hacia las víctimas de la violencia, que dijo serán su prioridad, se comprometió a combatir los altos niveles de impunidad (99% según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos). Además, anunció una iniciativa de reforma constitucional para crear un código penal único y de aplicación nacional, ya que actualmente cada estado cuenta con su propia ley en la materia.

Igualmente anunció planes contra la desigualdad y de desarrollo económico. “Hay un México de desarrollo y un México que vive en el atraso y la pobreza (…) Es indignante e inaceptable que millones de mexicanos padezcan aún hambre”, dijo el nuevo mandatario al anunciar que en 60 días se pondrá en marcha una “cruzada nacional contra el hambre”.

Sumergido en una cultura de corrupción en todos los niveles del gobierno, México padece de la pobreza que afecta a cerca de la mitad de su población y de un bajo acceso a la educación superior (35%), pese a su floreciente economía.

Durante la fastuosa ceremonia a la que asistió el nuevo gabinete, grandes empresarios como el magnate Carlos Slim, el príncipe Felipe de Borbón y líderes de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos, anunció también iniciativas en materia de regulación de finanzas, combate a los monopolios, fomento de la educación y otras medidas sociales, como apoyos a madres de familias y adultos mayores.

Asunción entre críticas y protestas

Además de las protestas callejeras, también se vivieron momentos de tensión dentro del recinto del Congreso, donde una pancarta negra, de varios metros de largo y con cruces blancas, resumía en la frase “Imposición consumada, México de luto”.

“Ha concluido un gobierno espurio y comienza la pesadilla de la imposición, la ilegitimidad, inicia la restauración, la vuelta al pasado”, vociferó el diputado de izquierda Ricardo Monreal, en referencia al antiguo régimen del PRI, en las intervenciones de los voceros de los siete partidos, pronunciadas antes de que llegara el nuevo presidente al recinto.

Las manifestaciones convocadas por diversas organizaciones opositoras, entre ellas el movimiento estudiantil #YoSoy132, devinieron en violencia en la capital, en cuyo centro histórico se registraron fuertes choques entre policías y pequeños grupos que saquearon comercios.

El líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador calificó de excesiva la represión de la protestas. “No había motivos para que se usara la fuerza bruta en contra de los jóvenes y los estudiantes”, señaló ante cientos de seguidores congregados en el histórico monumento del Ángel de La Independencia.