Los rebeldes sirios acentuaban este jueves la presión sobre el ejército en el Norte y lanzaron un nuevo ataque contra una de sus últimas bases, horas antes de la presentación de un informe ante el Consejo de seguridad de la ONU sobre la situación en Siria del emisario internacional Lakhdar Brahimi.

Después de que en menos de 24 horas derribaron con misiles dos aparatos militares, una primicia y un giro en el conflicto, los rebeldes que tratan de asentar su poder en el norte, lanzaron un asalto contra la base de Wadi Deif, según el Observatorio sirio de los derechos humanos.

Este bastión del ejército, uno de los últimos en el noroeste, está asediado por los insurgentes, de los cuales varias brigadas se lanzaron al asalto, precisó la ONG que obtiene sus informaciones de una amplia red de militantes y médicos en el terreno y a través del país.

Al tomar recientemente el control de varias bases militares, los rebeldes han ido ganando terreno a lo largo de las fronteras turca e iraquí, mientras las tropas del régimen defienden desesperadamente cada zona atacada a lo largo de una línea que va del sur del país hasta Latakia en la costa noroeste, a través de la capital y su región.

Si bien todos los barrios de Damasco están virtualmente en manos de las tropas del régimen, hay focos de resistencia que se mantienen y atacan en particular con coches bomba.

El miércoles, uno de los suburbios de Damasco fue sacudido por un atentado que mató a 54 personas y dejó heridas a otras 120 mediante coches bomba en la localidad pro-régimen de Jaramana, poblada esencialmente por drusos y cristianos.

Rusia, aliado clave del régimen de Damasco, condenó con la mayor firmeza estos atentados, “crímenes de terroristas que nada puede justificar”, mientras que la ONU “condenó en los términos más enérgicos los ataques terroristas”.

El jueves en la mañana, la aviación bombardeaba los huertos alrededor de Damasco, donde la rebelión ha establecido sus bases de retaguardia, mientras hubo cohetes que cayeron en un sector entre el barrio de Hajar el Aswad y el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, en el sur de Damasco.

Por otra parte violentos enfrentamientos se registraron en las ciudades de Deir Ezzor (este) y Alepo (norte) como también en las provincia de Homs (centro) , agregó el OSDH.

El miércoles, 158 personas murieron en el conflicto armado, de ellas 99 civiles, según el OSDH que ha contabilizado más de 40.000 muertos desde el comienzo del conflicto en marzo de 2011.

En tanto, el mediador internacional Lakhdar Brahimi debe dar cuenta de su misión ante el Consejo de seguridad de la ONU, que se mantiene dividido entre occidentales por una parte y rusos y chinos por la otra, en cuanto a los medios para poner fin al conflicto.

Moscú y Pekín, aliados del régimen de Assad, han bloqueado en el Consejo de seguridad tres proyectos de resolución occidentales condenando la represión del poder sirio.

Nombrado después que Kofi Annan se diera por vencido, el argelino Brahimi se reunió en dos ocasiones con el presidente Asad y con numerosos dirigentes regionales. Después del fracaso de una tregua que había propuesto a fines de octubre, se había hecho menos presente.

En Turquía, vecina a Siria, expertos de la OTAN continúan una gira de inspección de los lugares donde podrían instalarse misiles Patriot que luego de una petición del gobierno turco deben ser desplegados cerca de la frontera con Siria, manifestándose inquietos por el peligro de que el conflicto sirio desborde las fronteras del país.