El pasado 23 de noviembre la Sala Penal de la Corte Suprema dejó sin penas de prisión a los autores del crimen del coronel Gerardo Huber, ocurrido en 1992 en la zona del Cajón del Maipo.

En fallo dividido, la Segunda Sala dictó sentencia y condenó a cinco y cuatro años de presidio respectivamente, con el beneficio de la libertad vigilada, al general retirado del Ejército, Víctor Lizarrága Arias, y al brigadier, Manuel Provis Carrasco, ambos como autores de homicidio calificado.

El máximo tribunal desestimó los cargos por asociación ilícita en contra de los dos condenados, decisión que además benefició al general retirado, Carlos Krumm Rojas, y al coronel retirado, Julio Muñoz Bustamante, al considerar que el delito no estuvo configurado.

El militar desapareció en enero de 1992 y su cadáver apareció el 20 de febrero en un montículo en el río Maipo, con el cráneo mostrando un impacto de bala a larga distancia.

Según la investigación, Huber fue llevado bajo engaño por su amigo el coronel Muñoz, al lugar en donde francotiradores dispararon un tiro a su cabeza.

En esos momentos, el coronel se preparaba a prestar declaración ante el juez Hernán Correa de la Cerda por el caso de tráfico de armas a Croacia que involucraba a altos mandos del Ejército.

En noviembre del año 2010 la Corte de Apelaciones de San Miguel había confirmado condenas de 10 años de prisión para el general Lizárraga y ocho años para el coronel Provis.

En el contexto de este caso, Tomás Mosciatti conversó con la viuda del coronel Huber, Adriana Pollon, contó la historia de su familia y el proceso que vivieron durante todos estos años para enfrentar el caso.

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