Los países pueden clasificarse de muchas formas: por su ubicación, su población, su idioma, su poder económico, militar o deportivo. Sin embargo cuando hablamos de las emociones, eso es algo más difícil de catalogar.

Sin embargo es justo el desafío que se impuso la consultora internacional Gallup, que nuevamente llevó a cabo su barómetro de la sensibilidad, el que busca retratar la capacidad de emocionarse -ya sea negativa o positivamente- que tienen los habitantes de cada país.

En su última versión, tomaron parte 151 naciones, a cuyos residentes se les preguntó sobre lo que sentían respecto de sus vidas. “¿Descansaste bien ayer? ¿Fuiste tratado con respeto ayer? ¿Sonreíste o te reíste mucho ayer? ¿Experimentaste alguno de los siguientes sentimientos ayer?: alegría, dolor, preocupación, tristeza, estrés, enojo”, estas eran las preguntas que se hacían a los encuestados, para saber cuánto de sus ánimos está involucrado en cada uno de sus días.

Los resultados son absolutamente extremos, con las Filipinas respondiendo que sí en un 60% de los casos -y siendo, por ende, el país más emotivo de todos; contra el 36% que obtuvo Singapur, reconocido como una nación económicamente exitosa pero también, carente de emociones.

A las Filipinas (151) le siguen como países más emotivos, en segundo lugar El Salvador (150), en tercer lugar Baréin (149), en cuarto lugar empatados Oman (148) y Colombia (147) y, en quinto lugar, Chile (146).

Por el contrario, a Singapur (1) en el cetro del país menos emocional, lo secunda Georgia (2), Lituania (3), Rusia (4) y Madagascar (5).

La encuesta también pidió a las personas evaluar sus vidas en una escala de 0 a 10. Entre los más contentos estaban los daneses, mientras que las personas de Todo, en África Occidental, fueron las menos satisfechas.

Gallup también consultó cómo veían los habitantes de cada país sus vidas dentro de 5 años hacia el futuro. No es una sorpresa que los más pesimistas hayan sido los griegos, quienes llevan años sumidos en una profunda crisis económica que contagió a Europa. En tanto, los iraquíes fueron quienes reportaron haber sentido mayor tendencia a la rabia, la pena, el estrés o el dolor, indica Bloomberg.

La crisis de emociones de Singapur

Para este pequeño pero eficiente país asiático, cuya economía se ha duplicado en los últimos 10 años haciendo de él uno de los más ricos del mundo, está quedando tristemente claro que el dinero no lo es todo, y comienza a abordar este tema con seriedad.

Según explicó Jon Clifton, ejecutivo de Gallup, una probable razón para esta falta de emociones de los singapurenses es su sentimiento de insatisfacción con el trabajo, ya que sólo un 2% de ellos siente que hace algo que les gusta, contra el 11% de promedio mundial.

Algo que podría estar anclado con el sistema educativo del país, que pone énfasis en el deber y los actos comunitarios, en vez de enfocarse en la felicidad o individualidad de cada persona. “Cuando te enseñan a no ser diferente de las demás personas, eres menos proclive a expresarte. Nos sentimos incómodos si tratamos de expresar lo que sentimos o pensamos. Nos enseñan desde pequeños a seguir adelante y no hacer mucho escándalo”, indica Leong Chan-Hoong, investigador del Instituto de Estudios Políticos de Singapur.

“Al parecer nos tomamos las cosas demasiado seriamente. No aplaudimos muy fuerte. He estado en conciertos donde la gente ni siquiera ha aplaudido como debiera”, indicó por su parte William Wan, secretario general del movimiento Amabilidad de Singapur.

Incluso el primer ministro del país, Lee Hsien Loong, hizo un desesperado llamado de atención a los padres durante un discurso en agosto pasado. “¡Por favor dejen que sus hijos tengan una niñez! Que no les hayan dado tareas para el hogar no es algo malo”, expresó.