Damasco y sus dos principales aliados, Rusia e Irán, condenaron duramente el viernes una eventual instalación de misiles Patriot en Turquía, en la frontera con Siria, pero la OTAN aseguró que se trataba de una medida “únicamente defensiva”.

De visita en Damasco, el presidente del Parlamento iraní, Ali Larijani, desaconsejó este viernes a la oposición siria y también a Catar y a Arabia Saudita que se embarquen en “acciones aventureras en Siria”, donde insurgentes islamistas y combatientes kurdos preparan una guerra abierta en el norte del país.

En Damasco, Larijani se reunió con el presidente Bashar al Asad, que se dijo de nuevo decidido a derrotar el “terrorismo”, tal como califica a la rebelión, y a resolver la crisis mediante un “diálogo nacional”.

La oposición se niega a ello y repite que no negociará nada si Asad no renuncia previamente.

Reaccionando por primera vez a la petición formulada por Turquía a la OTAN de desplegar misiles Patriot, Damasco estimó que Ankara era responsable de la “militarización de la situación en la frontera”, acusando a su vecino de “armar, entrenar e infiltrar miles de terroristas” en su territorio.

Este despliegue también provocó el descontento de Rusia. “Cuantas más armas se acumulen, más se corre el riesgo de que sean utilizadas”, estimó el ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, ante los periodistas.

Irán intervino con la misma actitud. “Esto no sólo no ayuda a resolver la situación en Siria sino que además la agravará y complicará”, declaró el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Ramin Mehmanparast.

“La insistencia (de algunos países occidentales y árabes, ndlr) en solucionar la crisis siria por la vía militar es la principal causa de las tensiones y amenazas en la región. Los más influyentes de la región deben buscar soluciones políticas a las crisis regionales”, añadió Mehmanparast.

Ante esas críticas la OTAN buscó calmar los ánimos. Su secretario general, Anders Fogh Rasmussen, intentó este viernes tranquilizar a Rusia sobre el despliegue de misiles Patriot, afirmando que era una medida “únicamente defensiva”.

En una llamada telefónica, Rasmussen dijo al ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, que este despliegue era “únicamente defensivo” y que no era una manera “de promover una zona de exclusión aérea u operaciones ofensivas”, afirmó una portavoz de la OTAN, Carmen Romero, en Bruselas.

Sobre el terreno, mientras tanto, miles de personas se manifestaron para pedir la partida del presidente y los bombardeos y los combates entre ejército y rebeldes proseguían, en especial en la provincia capitalina, donde según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) murieron al menos 9 personas este viernes.

Hacia una guerra total entre rebeldes y kurdos

En el noreste de Siria, los principales movimientos kurdos sirios decidieron unificar sus fuerzas militares para enfrentarse a cientos de insurgentes islamistas, informó un militante kurdo.

Desde hace días, los combatientes del Partido de la Unión Democrática Kurda (PYD), la rama siria del PKK de los rebeldes kurdos de Turquía, se enfrentan a los rebeldes islamistas del Frente al Nusra y de la brigada Ghuraba Al Sham en Ras al Ain, localidad siria fronteriza con Turquía.

“Los dos consejos nacionales kurdos del Kurdistán oeste acordaron formar una fuerza militar unificada que agrupa a las del PYD y a los disidentes del Kurdistán”, afirmó el militante, que decía llamarse Havidar. En su terminología, el Kurdistán oeste designa el noreste de Siria.

Al mismo tiempo, el Frente al Nusra y la brigada Ghuraba al Sham, dos importantes grupos islamistas radicales, pidieron ayuda a los rebeldes, a pesar de que estas dos organizaciones no forman parte de la principal fuerza armada de oposición, el Ejército Sirio Libre (ESL).

Un obispo sirio pidió ayuda al Papa, a la ONU y a la comunidad internacional para proteger de los combates todo el noreste del país, donde hay más de 400.000 desplazados internos.

“Insistimos en la salida de los grupos armados que ocupan Ras al Ain, actualmente una ciudad fantasma, para que los 30.000 refugiados que partieron de allí puedan volver a sus casas”, declaró Behnan Hindo, obispo católico de Hassaké-Nisibe.

Por otro lado, un portavoz de ACNUR dijo este viernes que el número de refugiados sirios inscritos en esta agencia de la ONU se ha duplicado desde principios de septiembre, llegando a más de 440.000 personas.

El jueves, la violencia en Siria se cobró 138 muertos, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que afirma que desde el inicio del conflicto en marzo de 2011 ha habido más de 40.000 muertos.