La Fiscalía General de México acusó a cuatro mandos policiales de pedir a 14 uniformados, presos por abalear a dos agentes estadounidenses y un oficial de la Marina Armada, mentir sobre el caso, aunque no fueron aprehendidos por contar con amparos, dijo el lunes una fuente gubernamental.

Otro mando policial, Juan Manuel Pacheco Salgado, inspector general de la Policía Federal, ya había sido acusado y detenido el 13 de noviembre también por “falsedad en declaraciones”, pero obtuvo su libertad tras pagar una fianza que le permitirá enfrentar el proceso fuera de la cárcel.

Los otros cuatro mandos, cuyos cargos e identidades no fueron revelados, no serán encarcelados a pesar de que la fiscalía obtuvo órdenes de aprehensión en su contra porque recurrieron a amparos, debido a que el delito no está tipificado como grave, dijo la fuente del gobierno, que prefirió guardar el anonimato.

En conferencia de prensa, Victoria Pacheco, subprocuradora de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparo de la Procuraduría General de la República (fiscalía general), dijo el domingo que los 14 agentes que ya están presos por “homicidio calificado en grado de tentativa” declararon que sus jefes les instruyeron hacer declaraciones falsas al Ministerio Público.

El 24 de agosto, un grupo de policías abrió fuego contra una camioneta -que recibió más de 100 disparos- de placas diplomáticas, hiriendo a los dos agentes estadounidenses y al militar mexicano en un paraje conocido como Tres Marías, ubicado en la carretera que une a la capital con la ciudad de Cuernavaca (centro).

Pacheco Salgado era uno de los cinco jefes de esos policías, y todos están acusados de “simular una circunstancia que resultó ser falsa”.

Según la fiscalía, en el momento del ataque los policías “se transportaban en vehículos particulares de su propiedad e iban vestidos de civil”, aunque pocas horas después, al presentar su declaración de lo ocurrido, lo hicieron uniformados y en sus patrullas.

Los jefes habrían ordenado el cambio de ropas y vehículos a los policías que cometieron la agresión, según la fuente.

La Policía mexicana señaló que el ataque pudo deberse a una confusión, pues los agentes implicados investigaban un secuestro. Sin embargo, llegó a presumirse que algunos de los policías podrían estar involucrados con la delincuencia organizada.

Según la prensa de Estados Unidos, los agentes víctimas del ataque trabajaban para la CIA, aunque Washington se ha rehusado a decir cuál era su misión en México.