La guerrilla de las FARC decretó un cese al fuego unilateral de dos meses a partir de la medianoche del lunes, al comenzar en La Habana las conversaciones de paz con el Gobierno de Colombia para poner fin a un conflicto de casi medio siglo, anunció su segundo jefe, Iván Márquez.

“El Secretariado (de las FARC) ordena a las unidades guerrilleras en toda la geografía nacional el cese de toda clase de operaciones militares ofensivas contra la fuerza pública y los actos de sabotaje contra la infraestructura pública y privada”, señaló Márquez al leer un comunicado a la prensa.

El jefe guerrillero leyó esa nota momentos antes de que comenzaran las pláticas de paz en el Palacio de Convenciones de La Habana, al que la delegación de la guerrilla ingresó minutos después que la representación del gobierno. No se permitió el ingreso de la prensa a las conversaciones.

Márquez afirmó que esta medida unilateral de las comunistas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) “es una contribución decidida a fortalecer el clima de entendimiento necesario para que las partes que inician el diálogo alcancen el propósito deseado por todos los colombianos”.

La delegación gubernamental no comentó de inmediato el anuncio de la guerrilla, pero su jefe negociador, Humberto de la Calle, así como el propio presidente Juan Manuel Santos, han declarado reiteradamente que el ejército mantendrá las operaciones contrainsurgentes mientras se desarrollen las conversaciones de paz en Cuba.

Márquez dijo que el cese de las operaciones ofensivas de la guerrilla se extenderá “durante el periodo comprendido entre las 00:00 horas (05H00 GMT) del día 20 de noviembre de 2012 hasta las 00:00 horas del día 20 de enero de 2013″.

“(Esta) es una muestra más de nuestra voluntad para generar un medio ambiente político propicio para el avance de las conversaciones, en aras de alcanzar el compromiso de acordar un verdadero tratado de paz que ponga fin al conflicto social y armado como es el anhelo de la mayoría de los colombianos”, apuntó.

Sin embargo, antes de abordar el avión con rumbo a La Habana, De la Calle había dicho el domingo en Bogotá que “no habrá concesiones de carácter militar, ni cese del fuego, ni zonas desmilitarizadas”, porque “el cese del fuego en el pasado ha significado ventajas para la guerrilla que no se pueden repetir”.

Para facilitar el diálogo, las autoridades colombianas dejaron sin efecto numerosas órdenes de arresto contra los delegados de las FARC, organización que es considerada “terrorista” por Estados Unidos y por la Unión Europea.

Las conversaciones, que en esta primera etapa se prolongarán por 10 días, abordarán en primer término el espinoso tema agrario.

La concentración de la propiedad en el campo colombiano condujo al conflicto armado hace casi medio siglo, y este tema ha sido definido por Márquez como la “causa histórica de la confrontación de clases” en su país.

Además la agenda incluye otros cuatro puntos: drogas ilícitas, participación política, abandono de las armas y reparación a las víctimas.

El gobierno colombiano y las FARC anunciaron a comienzos de septiembre que iniciarían un diálogo de paz, con Cuba y Noruega como garantes y Venezuela y Chile como acompañantes, para poner fin a un conflicto que ha dejado unos 600.000 muertos, unos 15.000 desaparecidos y casi cuatro millones de desplazados.

El proceso fue lanzado formalmente el 18 de octubre en Oslo (Noruega) y se había previsto que las conversaciones en La Habana se iniciaran el pasado jueves, pero fueron aplazadas para este lunes mientras se ajustaban algunos detalles técnicos.

El equipo negociador del gobierno lo integran de la Calle, Frank Pearl, Luis Carlos Villegas, el general en retiro del Ejército Jorge Mora, el alto Consejero de Paz Sergio Jaramillo y el general retirado de la policía Oscar Naranjo, quien llegará a La Habana este martes, según una fuente colombiana.

Por su parte, la delegación de la guerrilla está conformada, además de Márquez, por los comandantes Ricardo Téllez, Andrés París y Marco Calarcá. También se encuentra en La Habana la guerrillera holandesa de las FARC, Tanja Nijmeijer, que integra un grupo asesor.

Estas negociaciones buscan poner fin a un conflicto de casi medio siglo, en el que además de las FARC -la guerrilla más grande de Colombia con unos 9.200 combatientes-, intervienen el guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN), bandas criminales y de narcotráfico.

El ELN, que tiene unos 2.500 combatientes, anunció hace una semana que planea sumarse al diálogo.

Desde que asumió la presidencia en 2010, Santos ha preparado el terreno para un acuerdo mediante diversos mecanismos, entre éstos una ley de restitución de tierras y reparación a víctimas, un punto clave para las FARC que surgieron como guerrilla de una insurrección campesina en 1964.

También aprobó este año en el Congreso un “marco jurídico para la paz”, que contempla la posibilidad de suspensión de penas a los jefes guerrilleros y su incorporación a la actividad política legal.

Pero a la vez, Santos ha mantenido la presión militar contra la guerrilla, lo que llevó a la muerte en sendos bombardeos de dos de los principales comandantes de las FARC, Jorge Briceño, en 2010, y Alfonso Cano, en 2011.

Hace una década, el entonces presidente colombiano Andrés Pastrana rompió el último intento de diálogo con las FARC acusando a la guerrilla de haber aprovechado la desmilitarización de una región sureña para fortalecerse.