Quizás por el altruismo que significa ser bombero en Chile, es que expresiones como las vertidas por el 3º comandante del Cuerpo de Bomberos de Santiago (CBS), Gabriel Huerta, al diario La Cuarta son contradictorias y atentan contra el espíritu y la imagen pública de la institución.

Al ser consultado sobre la negativa de Bomberos Santiago de acudir al rescate de un gato atrapado por más de 3 días en un árbol, Huerta señala que “nos capacitamos para combatir incendios y rescatar gente, no animales”. “No contamos con los elementos ni con veterinarios. El gato le puede saltar a la cara a un bombero”.

En la misma nota, el tercer comandante insinúa que quienes llamaron al 132 solicitando ayuda, podrían rescatar por sus medios al gato. Sugerencia que resulta insólita pues incita a personas no preparadas a intentar un rescate en altura sin equipo ni normas mínimas de seguridad.

Puede ser que al momento de ser entrevistado, Huerta estuviese pasando por un mal momento. Quizás se sorprendió por el interés inusitado que causa el que la vida de un animal esté en riesgo y repitió, mecánicamente, la oración arcaica que no considera ni reconoce el valor y el lugar que los animales ocupan hoy en nuestra sociedad.

Lo inesperado podría explicar lo contradictorias que resultan sus palabras al compararlas con las acciones que voluntarios tanto de compañías del CBS como de otros cuerpos de la Región Metropolitana y del resto del país realizan al rescatar caballos, vacas, perros y gatos.

¿Será que quienes encabezan la institución no se encuentran al tanto de los requerimientos de la sociedad chilena del día de hoy, como así mismo del interés de ayudar en todos los ámbitos de quienes son sus miembros?

Pero más allá de la contradicción que se registra entre los dichos del comandante y las acciones de los voluntarios más cercanos a las necesidades de su comunidad, llama la atención y resulta paradojal que Huerta reconozca que el CBS no cumple con el reglamento de la institución.

La norma regulatoria establece en su 1º artículo que Bomberos de Santiago “tiene por objeto proteger las vidas y propiedades en los incendios y eventualmente en otros siniestros que ocurran dentro de los territorios Municipales de Santiago, Recoleta, Independencia, Estación Central, Providencia, Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea y Renca. Además podrá actuar extraordinariamente, dentro de las mismas zonas, en circunstancias calificadas en cada caso por el Comandante”. 

En pocas palabras, el reglamento faculta a bomberos para rescatar animales toda vez que estos son considerados objetos (bienes) por el Código Penal ; y, además, son seres vivos. El despacho de voluntarios y recursos sólo dependerá del criterio y la voluntad del comandante de turno quien podría destinar recursos para dicho servicio.

Siguiendo la lógica del reglamento, y del actuar del Huerta, cada vez que el 132 recibiera llamados por presunta desgracia, menor caído en una piscina o de una persona que presenta un paro cardíaco o que se encuentra con un miembro atrapado en alguna máquina, se debiera consultar al comandante de turno para despachar, mermando el tiempo de respuesta y, claro, las posibilidades de un servicio exitoso.

Si el CBS y en general bomberos está facultado para rescatar animales y cuenta con equipos como escalas cuerdas, guantes y casco con viseras –por si un gato “le saltara a la cara” a un voluntario, ¿Por qué el Cuerpo de Bomberos de Santiago se niega como institución a involucrarse en el rescate de animales? Y, si no tienen los conocimientos, ¿por qué no invierten en adquirirlos como lo han hecho los departamentos de Bomberos de Estado Unidos, España y Alemania, entre otros países?

¿Por qué para salvar un mueble en un incendio o evitar que un auto se desbarranque sí hay recursos, pero no para salvar a un animal de morir por inanición y deshidratación? ¿Cuál es el criterio que rige el actuar de esta institución?

¿Por qué a quienes donamos dinero de forma directa o a través de fondos estatales las palabras de Huerta suenan vacías, sin sentido ni lógica?

Alejandra Cassino Marcel es periodista y Directora Ejecutiva de la Fundación CEFU, abocada a la protección y defensa de los derechos de los animales.