“Si se desea tener una pista del riesgo de un ataque cardíaco, sólo hay que mirarse al espejo”. Así lo aseguró la agencia Associated Press, en relación a un estudio de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) relacionado con las enfermedades cardíacas.

Precisamente, la investigación postula que quienes presentan señales de envejecimiento -como entradas marcadas, calvicie, bolsas bajo los ojos y arrugas cerca de los lóbulos de las orejas- tienen más posibilidades de desarrollar una enfermedad cardíaca, en comparación a las personas de su misma edad que lucen más jóvenes.

En este sentido, los expertos señalaron que tener bolsas amarillentas bajo los ojos podría señalar un acumulamiento de colesterol. Mientras, la calvicie en los hombres estaría ligada a los riesgos cardíacos, probablemente, por los niveles de testosterona.

Según Anne Tybjaerg-Hansen, doctora de la citada casa de estudios, “El verse viejo para la edad que se tiene es indicativo de una mala salud cardiovascular”.

Pese a ello, los responsables del estudio descubrieron que si se tienen arrugas en otras partes del rostro o canas en el pelo, éstos son sólo consecuencias ordinarias del paso del tiempo y no se relacionan con riesgos cardíacos.

Para llegar a estas conclusiones, los expertos estudiaron desde 1976 a 11.000 daneses mayores de 40 años. Al inicio del estudio, los responsables documentaron la apariencia, midieron las “patas de gallo”, las arrugas y otras señales de envejecimiento.

Luego, en los siguientes 35 años, descubrieron que 3.400 participantes desarrollaron enfermedades al corazón -arterias obstruidas- y que 1.700 sufrieron ataques cardíacos. El riesgo de padecer estos problemas de salud, cabe destacar, aumentó con cada señal adicional de avejentamiento presente al comenzar el estudio.

“Ese criterio fue válido para individuos de todas las edades y ambos sexos, incluso después de tomar en cuenta otros factores, como antecedentes familiares de enfermedades cardíacas”, agregó Associated Press.

Al respecto, se informó que los participantes con 3 ó 4 de estas señales de avejentamiento tuvieron un 57% más de probabilidades de tener un ataque cardíaco, y un 39% de enfermedades cardíacas en comparación a quienes no presentaban ninguno de dichos indicios.

Finalmente, Kathy Magliato, cirujana cardíaca del Centro de Salud St. John de Santa Mónica (California, EEUU), expresó que los médicos deben prestar más atención a las señales en el rostro del paciente: “Estamos tan apurados por colocar un tensiómetro para medir la presión sanguínea o el estetoscopio en el pecho” que olvidamos las señales obvias y evidentes de riesgo, afirmó.