La imagen de Dusan Bonacic, el capitán de la selección chilena de vóleibol menores corriendo para abrazarse con sus padres una vez que había metido el punto que clasificaba a Chile al Mundial de México, fue el reflejo de un seleccionado chileno que cree en el sacrificio, el esfuerzo y sobretodo en que no hay imposibles cuando se cuenta con el apoyo de la familia.

Chile ingresó a la cancha principal del Centro de Entrenamiento Olímpico, CEO, decidido a buscar el bronce y los pasajes al Mundial. Al frente estaba Venezuela, un equipo que hacía dos días estuvo a punto de derrotar a Brasil en la fase de grupos. Rival peligroso, de cuidado. Sin embargo, el sexteto nacional estaba preparado para la cumplir la tarea.

El partido se inició con puntos muy disputados sin darse prácticamente ventajas, así llegaron al primer tiempo técnico del primer set, con Venezuela arriba por 8 a 7. Los nacionales no presentaban problemas en la recepción, Zavala ahora sí recibía y dejaba al armador Matías Banda una pelota cómoda para generar el ataque, que normalmente era capitalizado por Bonacic o Baeza. Los nacionales sacaron dos puntos de ventaja al llegar al segundo tiempo técnico ganando 16 a 14. De ahí en más, siempre se mantuvieron arriba, y lograron cerrar el primer set por 25 a 20.

En la segunda manga, Chile salió con todo. Rápidamente a través de un buen servicio, complicó a Venezuela, que no podía reaccionar. El bloqueo de los nacionales se hacía gigante y los llaneros no encontraban respuestas para causar daño a la roja. Bonacic, Guerra, Concha y Baeza, además de Zavala, no fallaban en ningún aspecto del juego, con diferencia de 8 puntos llegaron al segundo tiempo técnico y posteriormente, cerraron por 25 a 11.

Ahí estaba la medalla y la clasificación al Mundial de México, a sólo un set. Y no fallaron. Iván Nieto, técnico de la vinotinto, intentó de todo, desde lo anímico a lo estratégico. Nada pudo cambiar una historia donde Chile jugaba un partido perfecto y donde nunca bajó la presión desde el servicio, donde los puntas cada vez llegaban de mejor forma a golpear ante los llamados de Matías Banda. Chile se puso arriba en el marcador por 21 a 15 y lo terminó ganando 25 a 18, en 1 hora y 13 minutos de juego.

Así, con sangre joven se comienza a escribir una nueva página de la historia del vóleibol nacional. Chile volverá a estar presente en un mundial masculino después de 30 años, con una generación de jugadores que tiene hambre de triunfos y que no repara en esfuerzos y sacrificio para cumplir los sueños que alimentan.

Al término del partido, Daniel Nejamkin, técnico nacional, expresó su emoción por el logro alcanzado, “es una alegría inmensa, estoy muy contento. Nosotros nos propusimos el objetivo de jugar un mundial, cuando vimos el grupo de jugadores que teníamos y el año pasado en el sudamericano infantil donde terminamos terceros, nos dio un marco de referencia y sin duda cuando se abrió el tercer cupo para Sudamérica en los mundiales, nosotros quisimos que sea nuestro y trabajamos todo este tiempo desde noviembre de 2010 pensando que podíamos, jugar la final del sudamericano, no lo pudimos hacer, pero la medalla de bronce y la clasificación al mundial es un gran orgullo”, expresó Nejamkin.

Por su parte, el goleador del compromiso y Mejor Jugador del Campeonato Sudamericano, Dusan Bonacic, señaló: “no puedo explicar con muchas palabras lo que siento, estoy emocionado de haber cumplido el sueño que nos propusimos, es una emoción tremenda para mi familia y para mis compañeros. Todo lo que hicimos, era lo que teníamos que hacer para cumplir nuestro sueño, todos los sacrificios y esfuerzos valieron esto que estamos viviendo ahora”, finalizó el capitán de Chile.

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*Imágenes cortesía Fevochi