En un mundo agitado como el de hoy, las personas invierten muchas horas en el trabajo, en las obligaciones cotidianas y en la atención de sus hijos, lo que a veces evita que pongan atención en algo básico: las horas en las que se alimentan.

De hecho, en algunos casos esta situación llega a casos extremos, provocando que cierta gente coma en no más de 10 minutos.

Ante esta situación, Antonio Villarino, Presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca), señaló que comer apresuradamente es “Una barbaridad” y que puede incidir negativamente en nuestro bienestar.

Para evidenciar aquello, el especialista señaló a Agencia EFE tres importantes razones por las que no deberíamos comer rápido.

1.- Es contraproducente.

Lo primero que debe saberse es que alimentarse lleva su tiempo y, por ser uno de los actos más importantes de nuestro día a día, debemos dedicarle los minutos suficientes con tal de masticar de forma correcta.

“La comida es un acto que requiere tiempo. El alimento tiene que masticarse bien para llevarlo triturado al interior del estómago. Cuando llega allí, las enzimas lo atacan, y si lo hacen deprisa y corriendo, no trabajan bien, están incómodas”, explicó el experto.

2.- Produce molestias gástricas.

Si comemos rápido, lo más probable es que sintamos molestias en nuestro estómago: “El proceso de ingestión-digestión-absorción debe realizarse de forma pausada y ordenada. Si alteramos el ritmo de ingesta, tendremos problemas estomacales”, explicó Villarino.

3.- Lo hacemos por “obligación”.

El hecho de comer con rapidez nos lleva a pensar que la alimentación es una obligación cuando, en realidad, es un placer.

Ante ello, es importante tener en cuenta que una dieta equilibrada y variada, sumada a un tiempo suficiente para disfrutarla y asimilarla, mejorará nuestra nutrición.

“Si no cambiamos este concepto, no aprenderemos la importancia de ingerir con calma y disfrutar de las comidas”, señaló el experto.

Asimismo, Villarino afirmó que otro de los puntos que debemos cambiar es dejar pasar mucho tiempo entre comida y comida: “Cuando por fin podemos comer, tenemos unos niveles glucémicos tan bajos y tanta hambre que nos comeríamos lo que fuese”.

Esto provocaría que a la hora de alimentarnos queramos ingerir comidas que engorden más y que tengan un mayor contenido calórico. Por ello, las personas deben preocuparse de alimentarse a la hora, lo que de paso ayuda a evitar el sobrepeso.