El presidente Barack Obama no perdió tiempo tras ser reelecto y este mismo miércoles telefoneó a los líderes del Congreso estadounidense, preparando el terreno para una lucha política sobre una masiva subida de impuestos que podría entrar en vigencia en enero.

Obama, que consiguió el martes un nuevo mandato de cuatro años, llamó al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y al líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, informó la Casa Blanca.

En las elecciones del martes el Congreso permaneció dividido, toda vez que la oposición republicana conservó el control de la Cámara de Representantes y los demócratas de Obama el del Senado.

La Casa Blanca indicó que Obama también conversó con el líder del Senado, Harry Reid, y la jefa de la minoría demócrata en la Cámara, Nancy Pelosi.

“El presidente reiteró su compromiso de encontrar soluciones bipartidistas para reducir nuestro déficit de una manera balanceada, reducir los impuestos para las familias de clase media y los pequeños empresarios y crear empleos”, indicó el portavoz presidencial, Jay Carney.

Obama cree que al reelegirlo el martes, los estadounidenses enviaron una señal de que desean que ambos partidos pongan de lado los intereses partidistas y prioricen la economía, dijo Carney en un comunicado.

Si los congresistas no alcanzan un acuerdo y se disparan los aumentos de impuestos en enero, analistas temen el daño que pueda sufrir la economía estadounidense, aún débil tras la peor crisis en décadas.

Durante su campaña Obama insistió en la necesidad de que aumenten los impuestos de los más ricos, pero el presidente de la Cámara reiteró la noche del martes la postura de los republicanos, que rechazan cualquier aumento impositivo y reclaman recortes al gasto, sobre todo en programas sociales.

“Los estadounidenses reclaman soluciones. Esta noche, respondieron al renovar la mayoría republicana de la Cámara”, dijo Boehner, incluso antes de que se anunciara el triunfo de Obama.

El presidente hizo las llamadas desde Chicago, donde celebró su triunfo, antes de regresar a la Casa Blanca la tarde del miércoles.