El décimoctavo congreso del Partido Comunista chino (PCC) comenzó el jueves ante más de 2.000 delegados que deben designar al sucesor del presidente Hu Jintao, Xi Jinping, a la cabeza de China, convertida en la segunda potencia mundial.

En el solemne recinto del Palacio del Pueblo, en la plaza Tian Anmen, el presidente chino inició la lectura de su balance de diez años al frente del país.

“La reforma de la estructura política es una parte importante de las reformas globales de China. Debemos continuar nuestros esfuerzos, activa y prudentemente, para proseguir la reforma de la estructura política y extender la democracia popular”, declaró Hu Jinatao ante los 2.000 delegados del PCC.

Al término de los trabajos del congreso, que deben prolongarse hasta el miércoles próximo, Hu Jintao, de 69 años, debe ceder su cargo de secretario general del PCC a Xi Jinping, de 59 años, un hombre no muy conocido por el público.

Si la tradición es respetada, Xi debería efectuar dos mandatos de cinco años.

El congreso, rodeado de severas medidas de seguridad, también debe renovar la cúpula dirigente del PC chino.

Sucesor designado, Xi es vicepresidente del Estado chino desde 2008. Su esperado nombramiento al cargo de secretario general del PCC hace de él ipso facto el próximo presidente, una formalidad prevista para marzo de 2013, durante la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular.

“Hijo de príncipe” –su padre combatió al lado de Mao Tse Tung, fundador del régimen– Xi Jinping hereda una China en plena mutación, que busca conservar su rango de segunda potencia mundial.