Estados Unidos acudía este martes a las urnas dividido para elegir entre el presidente demócrata saliente Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney, ambos prácticamente empatados en las encuestas tras una reñida campaña hasta el último aliento.

Obama, de 51 años, el primer presidente negro de la historia del país, pide cuatro años más para enterrar totalmente la crisis económica, instaurar su gran reforma sanitaria y retirar a las tropas de Afganistán en 2014.

Romney, de 65 años, exgobernador de Massachusetts, intenta frustrar un segundo mandato demócrata con una agenda ambiciosa, centrada en los recortes generalizados de impuestos y del gasto público, como hizo Ronald Reagan en su día (1981-1989).

Obama podría volver a hacer historia, en el mismo día en que se cumple 152 años de la elección de uno de sus ídolos, Abraham Lincoln (1861-1865), victorioso en la guerra civil y liberador de los esclavos.

Romney, de triunfar, sería el primer mormón que se convierte en presidente de Estados Unidos.

La agotadora campaña, en la que ambos partidos se han gastado unos 6.000 millones de dólares, mantuvo movilizados a los candidatos hasta el último minuto.

Romney votó en Massachusetts y luego viajó para celebrar mítines en Ohio (norte) y Pensilvania (este), dos estados clave para alzarse con el triunfo.

“Soy muy optimista, no solamente por los resultados sino también sobre el futuro de Estados Unidos”, afirmó Romney al llegar a Cleveland, donde visitó un local de voluntarios de su campaña.

Horas antes Obama había hecho lo mismo, al acudir por sorpresa a un local de su campaña en Chicago, para ayudar a llamar a los últimos indecisos.

“Hola, ¿hablo con Annie? Soy Barack Obama”, dijo al teléfono ante la prensa. Al colgar, señaló: “Fue muy simpática, aunque al principio no tenía idea de quién le hablaba”.

Luego se fue a jugar a baloncesto, su ritual cada vez que hay elecciones.

Los sondeos dan a Romney y Obama casi empatados en voto popular, pero la elección se dirime de forma indirecta, mediante un Colegio Electoral de 538 integrantes elegidos estatalmente.

Obama parte con una ligera ventaja, y además es favorito, aunque por muy poco, en los ocho a once estados indecisos, según un promedio de sondeos publicado por el sitio RealPolitics.com.

La campaña fue larga y dura, pero ambos candidatos parecen haber convencido a los electores de que estaba en juego dos visiones distintas sobre el futuro del país, porque las colas eran largas en numerosos estados.

En Florida, donde el voto hispano puede inclinar la balanza, los electores de origen cubano madrugaron para hacer largas filas.

“Necesitamos alguien que sepa de negocios, que reactive esta economía”, dijo a la AFP Ulises Calzadilla, un jubilado de 75 años, al explicar su voto por Romney.

Estrella del Sol, una cubana 52 años, votaba por primera vez en su país de adopción. “Llegué a las 3 de la mañana de la emoción, porque es la primera vez que voy a votar. Vine a votar por Obama”, dijo.

Unos 12,2 millones de hispanos, la primera minoría de Estados Unidos con más de 50 millones de integrantes, podrían acudir a las urnas, lo que significaría un nuevo récord de participación tras los comicios de 2008, en la que dos tercios optaron por Obama.

Un difícil parto electoral

Algunas acusaciones esporádicas de fraude salpicaron la jornada, y también anécdotas entrañables.

En Dalton (Illinois, norte), Galicia Malone, una embarazada de 21 años, votó entre las primeras contracciones.

“Nunca he votado en mi vida”, contó la mujer a la radio WBBM, “quería que mi hija se inspirara”, agregó.

En Los Angeles, una banda de mariachis recorrió las calles del distrito hispano de Sun Valley para instar a votar.

Las primeras mesas electorales cerrarán en Indiana y Connecticut a partir de las 20:00 horas de Chile, pero los primeros resultados a boca de urna de la Costa Este no aparecerán hasta una hora más tarde en las emisoras televisivas.

La velada podría ser larga, si Romney consiguiera alzarse con el triunfo en estados como Florida, con 29 electores.

Nueva York y Nueva Jersey representaban el punto oscuro de esta jornada de movilización política, tras el desastre causado por la supertormenta Sandy, que obligó a cancelar centenares de mesas.

En Hoboken, una de las ciudades de Nueva Jersey (este) más golpeadas, la impaciencia dominó en largas filas de espera.

“Es inaceptable. Ayer cuando llamé a la alcaldía me dijeron que fuese a mi centro de voto habitual”, dijo Adora Agim, una ingeniera de 38 años, en la cola de espera durante 40 minutos, tras haber tenido que cambiar de destino para votar.

La elección se produce en plena pero frágil recuperación económica.

Obama, con una popularidad mucho más discreta que hace cuatro años, clama que durante su presidencia la situación pudo haber sido peor, y que su trabajo no ha concluido.

Romney, que acusa al presidente de no haber cumplido sus promesas, asegura que su experiencia de hombre de negocios y de gobernante es la idónea para el país.

El electorado se entusiasmó progresivamente con la elección, pero está claramente cansado de las agrias peleas entre republicanos y demócratas.

Los estadounidenses renuevan también este martes a su Cámara de Representantes (435 escaños), dominada por los republicanos y un tercio (33) de su Senado, en manos demócratas. Los sondeos indican que esa configuración podría quedarse sustancialmente igual, un testimonio del clima político en el país.