Más de 140 familias de la población Los Lirios Altos, ubicada a 15 minutos del centro penquista, llevan 2 meses sin una gota de agua potable. Nunca han contado con suministro porque las gestiones con las autoridades se han retrasado por varios años.

Sumado a lo anterior, ocurrió un problema en el carro de bomberos que los abastecía solidariamente, lo que complica la situación que -según creen los afectados- podría complicarse en caso de enfermedades.

Se trata de una población que se constituyó hace poco más de 20 años, cuando 10 hermanos -dueños del cerro-, vendieron hectárea por hectárea a un total de 140 familias.

A pesar de tratarse de una compra entre privados, los títulos de dominio de los terrenos han tardado, un hecho que se suma a la falta de inquietud por parte de las autoridades para instalar el servicio de agua potable en el sector. Así lo aseguró María Contreras, quien explicó cómo sobreviven a diario a pesar de la falta de agua.

Marisol Llampi vive con cuatro personas más en su casa, entre ellos dos niños.

Hasta antes del terremoto, estos vecinos se abastecían de vertientes y pozos; pero -lamentablemente- la catástrofe generó el desvío de los cursos de agua, provocando que la escasez aumentara drásticamente.

Hoy, en sus vehículos transportan lo que pueden desde las casas de familiares. Pero otra ayuda, la más importante, la recibían desde la Novena Compañía de Bomberos de Concepción, la cual les proveía de agua potable con frecuencia. Ahora el carro se averió y la ayuda se paralizó.

Y así, María, como el resto de las familias, debe priorizar si usar la escasa agua en lavar ropa, loza, a los niños, o cocinar.

Los pequeños Víctor Parra e Ignacio Bascur, ejemplifican así su realidad.

Al mismo tiempo, alcalde, concejales, gobernador, entre otras autoridades, han hecho oídos sordos a sus demandas, afirma María Contreras. Cuenta que un día se encontró de frente con el ex alcalde Patricio Kuhn, y le mostró un video.

Poco antes de las elecciones, un sin número de postulantes a cargos públicos prometieron subir las extensas escaleras y conocer, en terreno, la realidad de estas 140 familias que viven a escasos minutos del centro de Concepción.

Claro está que de avances para gestionar una solución nada se sabe (hasta el momento), a pesar de que diversos servicios de urgencias ya les explicaron a las familias que en caso de emergencias, como incendios, no habría posibilidad de prestarles ayuda por la complejidad del terreno.