Lo que damos -o no damos- en la vida, se devuelve. Esa podría ser la amarga lección que aprendió una madre inglesa cuya negativa a donar los órganos de su hijo recién fallecido la llevaron a transitar la vereda opuesta años más tarde, cuando perdió a un segundo bebé debido a que no recibió el corazón que necesitaba.

Se trata de Shelley Wealleans, una mujer de 27 años que hizo pública su historia en apoyo a la campaña “Promise life“, como una forma de crear conciencia sobre la importancia de la donación de órganos.

Su caso se remonta a 2004, cuando sólo tenía 19 años y su primer hijo, Lewis, murió de un problema cardíaco con apenas 3 meses de edad. Cuando los médicos le preguntaron si donaría los órganos, ella se negó de forma inmediata.

“Yo no sabía nada acerca de la donación de órganos (cuando murió Lewis). No tenía nada que pensar. Estaba enojada y afligida por la pena”, señaló Wealleans.

En 2011 sin embargo, el destino le cobró cruelmente su decisión. Por una desafortunada casualidad, ya que no se trataba de un problema hereditario, su tercer hijo, Mckenzie, desarrolló también un defecto cardíaco que puso en riesgo su vida. Esta vez fue ella quien necesitó el apoyo de un donante, pero nadie apareció.

“Cuando Mckenzie se enfermó (…) me sentí culpable, sabiendo que en el pasado una madre estuvo sintiendo lo que mismo que yo. Dije que no cuando podría haber salvado la vida de un niño con un simple ‘sí’. Y ahora necesitaba de alguien, de otra mamá que dijera ‘sí’ por mí. Deseé que aunque fuera sólo una madre, tuviera más fuerza y coraje que los que yo tuve. Necesité de alguien, otra madre que dijera que ‘sí’ por mí; pero nadie lo hizo”, confidenció a The Cumberland News, según recoge Emol.

Así, pese a encabezar la lista de prioridades del Reino Unido, el pequeño Mckenzie murió esperando un trasplante, con apenas 2 años de edad.

“Esperamos en agonía por 60 días, pero no pudimos encontrar un donante de corazón. Entonces comprendí la angustia que otra pobre mujer se vio obligada a sufrir cuando me rehusé a donar los órganos de Lewis”, afirmó.

Actualmente, Shelley Wealleans es una activa participante en pro de la donación de órganos, al punto de haber inscrito a su cuarta hija, Madison, en el registro de donantes cuando tenía sólo 52 horas de vida, convirtiéndola en la donante más joven del país anglosajón.

“La culpa estará conmigo para siempre, pero espero que al contar mi historia otra gente considere inscribirse en el registro de donantes”, sentenció la madre.

The Sun

The Sun