La aviación siria lanzó este viernes bombas de racimo en su guerra contra los rebeldes en el norte del país, coincidiendo con la llegada a Damasco del mediador Lakhdar Brahimi para tratar de negociar una tregua.

Los insurgentes, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) y Human Rights Watch (HRW) acusaron al ejército sirio de recurrir a estas armas prohibidas internacionalmente que el régimen dice no poseer.

Brahimi, emisario de la ONU y de la Liga Árabe, llegó al comienzo de la tarde a Damasco, para tratar de obtener del régimen de Bashar al Asad una tregua con motivo de la celebración del 26 al 28 de octubre del Aid al Adha, que la oposición ya se dijo dispuesta a respetar, siempre y cuando, el poder detenga el fuego primero.

Pero a una semana de esta fiesta musulmana, el ejército continuaba con sus ataques mortales contra los bastiones rebeldes, ensañándose particularmente con Maaret al Numan, ciudad estratégica en manos de los insurgentes desde el 9 de octubre y donde las incursiones dejaron el jueves 49 muertos, 23 de ellos niños.

Rebeldes de la ciudad afirmaron que el ejército utilizó bombas de racimo durante las incursiones en la zona y mostraron a la AFP los restos de uno de estos artefactos.

El jueves, el periodista de la AFP vio un caza Sujoi del ejército lanzar estos explosivos sobre la periferia de la ciudad.

Por su parte, el OSDH confirmó la utilización la semana pasada de estas bombas en Saraqeb, al norte de Maaret al Numan.

La brutalidad del conflicto, que dejó 34.000 muertos en 19 meses, según el OSDH, alcanzó tal nivel que las manifestaciones para pedir la marcha de Asad, antes masivas, son ahora mucho menos importantes.

Sin embargo, los militantes, que denuncian la “inacción” de la comunidad internacional, llamaron, como cada viernes, a la movilización, esta vez bajo el lema “Estados Unidos, vuestro sospechoso silencio contribuyó a la muerte de miles de víctimas”.

“POCO IMPORTA SI MORIMOS”

Decidido a reconquistar Maaret al Numan, paso obligado en la carretera que une Damasco con el Norte para sus refuerzos, el ejército reinició sus incursiones aéreas sobre la ciudad y sus alrededores este viernes por la mañana.

Los rebeldes cruzan en todoterreno la ciudad, abriendo fuego brevemente a cada paso de los bombardeos. “Poco importa si morimos, pero debemos bajar estos aviones”, afirmó a la AFP el tirador de una ametralladora antiaérea.

En la periferia este de Maaret al Numan se desarrolla la batalla de la base militar de Wadi Deif, atacada por los rebeldes.

Los insurgentes anunciaron el jueves el “asalto final” para tomar el campamento que alberga a 250 soldados, tanques e importantes reservas de carburantes. Según el OSDH, “al menos 2.500 insurgentes” participan en la batalla.

Los combates disminuyeron en intensidad durante la noche. “Asediamos todavía la base, pero esperamos municiones”, explicó el comandante rebelde Raed Mandil.

¿HACIA UNA TREGUA TEMPORAL?

La violencia, que sigue matando a decenas de personas cada día, dejaron el jueves 195 muertos, entre ellos 89 civiles (27 de ellos niños), según el OSDH.

En este contexto, el emisario Brahimi inicia su segunda misión en Damasco, desde su toma de posesión el 1 de septiembre, para intentar encontrar una salida al conflicto armado desencadenado por la represión de una revuelta popular en marzo de 2011.

Brahimi se reunirá el sábado con el jefe de la diplomacia Walid Muallem y verá a Asad en una fecha que no fue precisada.

El mediador estimó que la tregua propuesta podría servir de base para el lanzamiento de un “proceso político”.

Sin embargo, los analistas dudan de su duración debido a la complejidad del conflicto y a las persistentes divergencias internacionales. La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, animó al dividido Consejo de Seguridad a “hablar con una sola voz”.