El décimo Informe de “Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo”, emitido por la Unesco, y publicado en las últimas horas, revela que 1 de cada 12 jóvenes latinoamericanos y caribeños, no ha terminado sus estudios primarios.

Estos jóvenes corresponden a más de 8 millones de personas con edades comprendidas entre 15 y 24 años.

Para esto, la Unesco hizo un llamado para que a esas personas se les ofrezcan vías alternativas a fin de poder adquirir las competencias necesarias para encontrar un empleo y acceder así, a una vida próspera.

“En todas las regiones del mundo, más de un 25% de los jóvenes se ven reducidos a desempeñar trabajos que los mantienen en el umbral de la pobreza o por debajo de éste. En momentos en que los efectos de la crisis económica siguen agobiando a las sociedades del mundo entero, la grave carencia de competencias que se da entre los jóvenes es más nociva que nunca”, sostuvo el informe.

Además, agregó que “a pesar de los importantes progresos registrados en la escolarización de los niños en algunas naciones como Guatemala, el décimo informe muestra que son pocos los países que van por buen camino para alcanzar la totalidad de los seis objetivos de la Educación para Todos (EPT) establecidos el año 2000, y algunos de ellos además están muy rezagados”.

De acuerdo a la investigación, se muestra que en la actualidad, para encontrar trabajos decorosos los muchachos necesitan poseer las competencias que se adquieren en la escuela primaria y el primer ciclo de la enseñanza secundaria.

“Estamos presenciando el surgimiento de una joven generación frustrada por el desajuste crónico que se da entre la adquisición de competencias y las exigencias del mercado de trabajo. La mejor respuesta a la crisis económica y el desempleo juvenil es garantizar que los jóvenes puedan adquirir la formación pertinente y las competencias básicas necesarias para ingresar en el mundo de trabajo con confianza en sí mismos”, dijo la Directora General de la Unesco, Irina Bokova.

“Es imprescindible ofrecer vías alternativas a la juventud en general, y en particular a las jóvenes, para que se eduquen y adquieran así las competencias que les permitan ganarse la vida, vivir con dignidad y aportar su contribución a las comunidades y sociedades a las que pertenecen”, agregó.

El informe sostuvo que en los países más ricos, la falta de inversiones en la adquisición de competencias por parte del mencionado grupo etario ha contribuido a que se disparen las estadísticas de desempleo. “En Brasil, por ejemplo, aproximadamente un 20% de los jóvenes que buscan trabajo con afán no consigue encontrar empleo. Por otra parte, en los países más pobres los jóvenes acaban por verse inexorablemente obligados a desempeñar trabajos remunerados con salarios que los mantienen en el umbral de la miseria”, expresó.

Los jóvenes de los grupos de población pobres, tanto urbanos como rurales, son los que más necesitan formarse para adquirir competencias.

“En Colombia, por ejemplo, la inmensa mayoría de los jóvenes de familias acomodadas acceden al primer ciclo de la enseñanza secundaria, pero sólo la mitad de los jóvenes de familias pobres tienen esa oportunidad. En América Latina, un 25% de la población de las zonas urbanas vive en asentamientos miserables y la proporción de jóvenes en esa población es mayor que nunca y sigue aumentando (…) en 2009, el 25% de los jóvenes del Perú carecían de empleo, de formación profesional y de estudios”, añadió el documento.

El informe recomienda, entre otros aspectos, que es necesario ofrecer vías alternativas de educación para que “unos 200 millones de jóvenes del mundo entero (esto es, un número equivalente al de la población total de Brasil) puedan adquirir competencias básicas elementales”.

Del mismo modo, “en el primer ciclo de la enseñanza secundaria se debe dispensar una formación de calidad para que todos los escolares adquieran competencias básicas pertinentes; en los planes de estudios del segundo ciclo de la enseñanza secundaria se debe establecer un equilibrio entre la adquisición de competencias estrictamente profesional y técnicas (comprendidas las relativas a las tecnologías de la información) y la adquisición de competencias polivalentes, como la seguridad en sí mismo y la aptitud para comunicar, que son indispensables en todo puesto de trabajo”, afirmó el texto.