La crisis, omnipresente en España desde 2008, también golpea al deporte profesional y amateur: el recorte de las ayudas públicas y la retirada de patrocinadores afecta a muchas disciplinas, aunque sus resultados siguen poniendo al país en primera línea del deporte mundial.

Ni siquiera el fútbol, el deporte rey en España, está al salvo de la crisis. Según el economista José María Gay de Liébana, autor de un informe sobre las cuentas del fútbol español, “la liga española vegeta”, por el desigual reparto de los derechos televisivos y por unas masas salariales a menudo desproporcionadas con respecto a los ingresos de los clubes.

En la temporada 2010-2011, los gastos de los equipos de la Liga (1.830 millones de euros) fueron de nuevo superiores a los ingresos (1.669 millones), pese a que las autoridades implantaron el pasado mes de abril un protocolo para contener la deuda de los clubes con el fisco español, que también es importante.

Este verano (boreal) al Málaga, cuarto en la pasada Liga y clasificado para la Champions, vio como se redujeron drásticamente las aportaciones de su propietario, el jeque catarí Abdullah Al-Thani, lo que le obligó a vender a dos de sus mejores jugadores: Santi Cazorla y el venezolano Salomón Rondón.

El Valencia, tercero en la liga, continúa pagando sus faraónicos proyectos del pasado y desde 2009 está paralizada la construcción de su nuevo estadio. Desde entonces el equipo vive en la austeridad y cada año vende a sus principales figuras (David Villla, David Silva, Jordi Alba, etc.) para reducir su deuda, que aún asciende a 250 millones de euros.

Ni siquiera se salva la selección nacional, actual campeona del mundo y de Europa. Ninguna televisión ha comprado los derechos (tasados en 1,5 millones de euros) para transmitir el partido de clasificación para el Mundial-2014 que el viernes jugará la Roja en Bielorrusia.

Peor están muchas otras disciplinas, que tuvieron que reducir sus gastos. Los poderes públicos -nacionales, regionales y locales- obligados a recortar en gastos básicos como la salud o la educación en un esfuerzo por atajar su déficit, también redujeron sus subvenciones a unos clubs que hasta ahora financiaban ampliamente.

Así, en la primera división de baloncesto, el presupuesto global de los equipos cayó en 42 millones de euros (unos 54 millones de dólares) en dos años.

En balonmano, dos clubes tuvieron que bajar a una división inferior por motivos económicos, pese a sus buenos resultados deportivos, y el Cuatro Rayas Valladolid tuvo que renunciar por la misma causa a jugar al Copa de Europa esta temporada.

“Valladolid es víctima de la crisis, pero también de su éxito deportivo”, dice a la AFP Raúl Torres, gerente del club. “Aquí, además del balonmano, tenemos al fútbol, baloncesto, hockey sobre hierba y rugby en primera división. La única ciudad que se asemeja es Barcelona, pero nostros solo tenemos 300.000 habitantes”, afirma.

“Es muy difícil en estas condiciones llamar a la puerta de las instituciones públicas”, se lamenta.

Junto a ésta, otra fuente de financiación está cerrando el grifo: los patrocinadores privados redujeron considerablemente sus presupuestos de publicidad. Así, Ademar León, que disputa la Liga de Campeones esta temporada, confiesa haber visto sus ingresos reducidos en 30% por la retirada de sus principales ‘sponsors’.

El básquet, segundo deporte más popular de España tras el fútbol, tampoco escapa a los estragos de la crisis. Dos clubs, Estudiantes y Valladolid, permanecieron en primera división cuando deberían haber descendido, aprovechando que los equipos promovidos no disponían de los fondos necesarios para subir de categoría.

Y el Alicante, octavo de la última temporada, pero asfixiado por las deudas, se vio obligado para sobrevivir a vender su plaza en primera división al Iberostar Canarias, que no hubiese podido ascender de otro modo.

Si algunos clubs vivieron por encima de sus posibilidades, otros vieron su presupuesto amenazado por la retirada brutal de uno de sus socios financieros.

Este año, la reputada Vuelta ciclista al País Vasco no se habría podido celebrar sin los esfuerzos de unos organizadores voluntarios que lograron reemplazar con la contribución de un banco el fin de las subvenciones del gobierno regional.

“Nosotros por lo menos, al estar en el World Tour tenemos un salvoconducto”, se congratula Jaime Ugarte, organizador de la competición. “Otras carreras, al no estar, están menos protegidas, lo que ha llevado algunas a desaparecer”, dice en alusión a la Vuelta a Mallorca o al Circuito Montañés.

La situación no es difícil sólo para los clubs. Las federaciones fueron recientemente informadas de las medidas de austeridad por el ministerio de Deportes, que vio su presupuesto reducido un 35% respecto al año pasado.

Según cifras divulgadas por el secretario de Estado de Deportes, Miguel Cardenal, las subvenciones ministeriales caerán en 2013 un 34% respecto a este año (de 48 millones a 31 millones de euros).

Aunque Cardenal aseguró que ninguna federación quedará al margen de esta reducción, el régimen de adelgazamiento no será el mismo para todos: la federación de baloncesto, que atrae a muchos patrocinadores gracias a una selección subcampeona olímpica, tiene mucho menos que temer que el atletismo.

Pero en un deporte español que explica sus buenos resultados por la calidad de su formación, se puede temer que la austeridad tenga consecuencias.