Grupos de campesinos del departamento de Cajamarca (norte de Perú) reiniciaron este martes sus protestas contra el proyecto minero aurífero y cuprífero Conga, de la empresa Yanacocha, en reclamo de su cancelación definitiva, según informó la policía.

Centenares de campesinos “acampan frente a las lagunas cercanas al proyecto Conga, zona donde se construyen reservorios de agua”, dijo a la AFP el oficial Juan Aguilar, de la comisaría de Cajamarc, a unos 870 km al norte de Lima.

“La manifestación es pacífica y no se han reportado agresiones a los trabajadores” de la empresa minera, indicó la fuente policial, tras señalar que la vida en Cajamarca transcurre con normalidad.

Los campesinos se agruparon desde el lunes en la zona, provenientes de las provincias de Hualgayoc y Celendín, y se instalaron frente a las lagunas Mamacocha y Mishacocha con el objetivo de impedir la construcción de estanques de agua por la firma controlada por la estadounidense Newmont.

El dirigente campesino Milton Sánchez dijo a la prensa que las comunidades se reúnen para defender sus recursos hídricos y exigir la cancelación total del proyecto, luego que el ministro de Economía, Luis Miguel Castilla, afirmara la semana pasada que Conga “está sólo suspendida y se reiniciará cuando estén terminados los reservorios”.

Por su parte, el presidente del Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca, Wilfredo Saavedra, manifestó que las protestas han cambiado de escenario. “Ya no son en las calles (…) sino en las alturas de Conga, donde se encuentran las lagunas que están amenazadas”, dijo.

En agosto, el primer ministro Juan Jiménez anunció que el proyecto minero aurífero y cuprífero Conga, que supone una inversión de 4.800 millones de dólares, entró en “fase de suspensión”, luego que el gobierno fijara un plazo de dos años a Yanacocha para que garantice el aprovisionamiento en agua de la región de Cajamarca.

La iniciativa prevé el secado de cuatro lagunas para extraer oro y cobre del fondo y la empresa proyectaba construir reservorios de agua en la zona para asegurar la provisión del líquido a las poblaciones y para la actividad agrícola y ganadera.

Las obras son fuertemente resistidas por las comunidades locales, que temen quedarse sin agua.

Las fuertes manifestaciones dejaron cinco personas muertas en julio y la declaración en Cajamarca del estado de emergencia, que fue levantado en setiembre.