Un testigo clave en el juicio por el crimen de un militante de izquierda en 2010 en Argentina apareció con vida la noche del jueves, golpeado y en estado de shock, luego de estar desaparecido 24 horas, informó su hijo en rueda de prensa emitida por televisión.

“Está golpeado y shockeado”, dijo Gastón Severo, hijo de Alfonso Severo, de 54 años, quien había sido visto por última vez el miércoles cuando debía testificar el jueves en una audiencia por la muerte de un disparo en el pecho del activista Mariano Ferreyra, en riña con gremialistas del peronismo oficialista.

Alfonso Severo permanecía la noche del jueves internado en un hospital de Avellaneda, en la periferia sur de Buenos Aires, dijo su hijo.

El ministro de Justicia, Julio Alak, dijo al canal C5N que el caso “debe ser investigado aún para saber en qué circunstancias estuvo desaparecido” el testigo.

La desaparición de Severo había causado conmoción y movilizado a centenares de activistas a la Plaza de Mayo, por ser la segunda vez que desaparecía un testigo poco antes de testificar, tras el caso de Julio López, un albañil de 77 años de quien nada se sabe desde 2006.

López también desapareció un día antes de declarar en un juicio por violaciones a los derechos humanos en la dictadura (1976-1983).

Severo, según sus abogados, conocía la trama que derivó en el crimen de Ferreyra, causa en la que está acusado como instigador José Pedraza, un exlíder del sindicato Unión Ferroviaria, de la mayoritaria central obrera peronista CGT.