Un eventual indulto humanitario al encarcelado expresidente Alberto Fujimori debido a un cáncer bucal, polariza a Perú y rebasa el tema de su salud para convertirse en un debate político, que enfrenta a partidarios y detractores del exmandatario y compromete al gobierno.

El pedido sería presentado en los próximos días por la familia de Fujimori al presidente Ollanta Humala, quien decidirá en última instancia si se cumplen los requisitos para el indulto, en un clima de opiniones encontradas sobre el real estado de su salud y si amerita que reciba la gracia presidencial.

La familia y los partidarios del exmandatario, condenado a 25 años de cárcel por violación de derechos humanos, sostienen que Fujimori, 74 años, padece un cáncer que compromete gravemente su salud, por lo que requiere del indulto por razones humanitarias.

El excongresista Carlos Raffo, amigo personal del exgobernante, declaró a la AFP que “es inhumano el debate generado en los últimos días porque se está jugando con la vida de Fujimori con cartas políticas”.

“El único camino para salvar su vida es el indulto, él no ha sido condenado a muerte y mucho menos a una muerte lenta y dolorosa”, dijo.

“A mí no me interesan las consecuencias políticas que pueda tener el indulto. Lo único que me interesa como amigo de Fujimori es que no muera en prisión”, añadió.

En contrario, los críticos del fujimorismo rechazan esa posibilidad y estiman que el cáncer a la lengua que padece Fujimori no reviste gravedad, a la vez que advierten que el pedido de indulto tiene connotaciones políticas y sospechan sobre una posible negociación entre el gobierno y los fujimoristas.

En medio de la controversia el primer ministro Juan Jiménez dijo que cuando se presente la solicitud “el gobierno va a tomar distancia” porque se trata de un asunto “eminentemente médico y no queremos injerencia política para determinar si procede o no”.

El partido Perú Posible, del expresidente Alejandro Toledo (2001-2006), “rechazó cualquier intento de negociaciones políticas entre el oficialismo y el fujimorismo que pretendan liberar a Fujimori apelando a un indulto humanitario que desnaturalice y encubra su real condición de salud”.

El centrista Perú Posible dijo que sólo apoyaría el indulto “si un equipo médico confirmase una condición clínica grave que ponga en riesgo la vida del reo”, pero advirtió que previamente debería existir por parte de Fujimori “un pedido de perdón a las víctimas del terrorismo de Estado”.

Hace una semana el presidente Humala afirmó que “para que el gobierno tome la decisión de indultar a una persona tiene que haber una gestión de la persona interesada o de familiares cercanos, mientras no haya eso no se puede dar lo otro”.

Esta afirmación llevó a los hijos de Fujimori, la ex candidata presidencial Keiko y el congresista Kenji Fujimori, a anunciar que presentarían el pedido de indulto.

Para el analista Luis Benavente, de la Universidad de Lima, el caso de Fujimori es “estrictamente político, más aún cuando se trata de un prisionero con implicancias políticas; no verlo de esa manera es equivocado”.

“La existencia de dos corrientes marcadas a favor y en contra del indulto muestra que el fujimorismo sigue siendo una fuerza que divide y polariza al país”, dijo Benavente a la AFP al subrayar que la decisión final de Humala aparece “demasiado complicada por las presiones que recibe de ambos sectores a través de la prensa”.

La situación clínica de Fujimori la precisó este jueves el médico Pedro Sánchez, especialista en cáncer que trató al exmandatario, quien dijo a la radio RPP que Fujimori “padece de cáncer bucal, pero en este momento no es un paciente terminal porque la intervención médica debe evitarlo”.

Sin embargo, dijo que el paciente “presenta recaídas más frecuentes que no son previsibles, que se pueden hacer inmanejables, por lo que requiere un control permanente”.

Un comunicado de la sección peruana de Amnistía Internacional estimó este jueves que “un posible indulto a Fujimori significaría perpetuar la impunidad y la injusticia en torno a la matanza de 25 personas en dos acciones perpetradas por un escuadrón de la muerte durante el régimen de Fujimori (1990-2000).