La desaparición este jueves de un testigo clave en el juicio por el crimen de un militante de izquierda en 2010 conmocionó Argentina, donde centenares de activistas se movilizaron a la Plaza de Mayo para reclamar su aparición con vida, en el segundo caso de este tipo desde que fue reinstaurada la democracia.

“¡Basta de secuestrar!” y “Aparición con vida” fueron las consignas que entonaban los manifestantes y también las leyendas de sus carteles en el histórico paseo frente a la Casa de Gobierno, en un jueves que es el tradicional día de ronda de las Madres de la Plaza de Mayo, comprobó la AFP.

El desaparecido, Alfonso Severo (54 años), fue visto con vida por última vez el miércoles a las 23H00 (02H00 GMT del jueves), cuando el jueves debía declarar en un juicio por el homicidio de Mariano Ferreyra, del Partido Obrero (PO, trotskista) en un choque con sindicalistas del peronismo oficialista.

El caso de Severo es el segundo después del de Julio López, un albañil de 77 años que desapareció el 18 de septiembre de 2006, también un día antes de declarar en un juicio por violaciones a los derechos humanos.

López había ofrecido en otra audiencia un testimonio clave en los tribunales para la condena a prisión perpetua de Miguel Etchecolatz, exjefe policial acusado de crímenes de lesa humanidad en la dictadura (1976-1983).

Aquella desaparición ocurrió durante el gobierno del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003/07), marido de la actual mandataria Cristina Kirchner.

Durante la dictadura desaparecieron unas 30.000 personas, según organismos humanitarios.

El gobierno reaccionó este jueves con una declaración del ministro de Justicia, Julio Alak, quien dijo que fue lanzada una alerta de búsqueda, en un mensaje transmitido por televisión.

Alak advirtió que “no fue solicitado ni por la Justicia ni por la familia de Severo su inclusión en el programa de testigos protegidos”.

Ferreyra fue muerto de un balazo en el pecho en un enfrentamiento el 20 de octubre de 2010 y el principal acusado como instigador es José Pedraza, un exlíder del sindicato Unión Ferroviaria, de la mayoritaria central obrera peronista CGT.

“Esta desaparición es obra de la policía y de la burocracia sindical”, dijo a la AFP Vilma Ripoll, exlegisladora comunal y dirigente nacional del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST, izquierda), cerca de la Pirámide de Mayo, a cuyo alrededor caminan las Madres pidiendo justicia por los desaparecidos.

Ripoll y otros líderes de la marcha hacia la Plaza plantearon que Severo iba a revelar a la Justicia una trama de relaciones entre policías, la Unión Ferroviaria y sindicalistas dueños de empresas que suministraban empleados a los ferrocarriles.

“Mi papá sabe muchas cosas y por eso hoy no está acá. Conocía a toda la gente que aparece en el video del día del asesinato de Ferreyra porque trabajaba en el ferrocarril desde los 18 años”, dijo a radio del Plata Gastón Severo, hijo del desaparecido.

El hijo afirmó haber esperado en vano a su padre, quien salió de su casa desde Sarandí (periferia sur) en un automóvil para ir a visitarlo.

El vehículo apareció este jueves en el mismo lugar donde suele estar estacionado, “con la llave de encendido colocada, los documentos y dinero”, sin otros indicios, según el relato del hijo del desaparecido.

“A Alfonso Severo le balearon la casa, estuvo amenazado de muerte y una vez tuvo custodia durante seis meses”, reveló a la AFP Mercedes, una militante de izquierda que participaba de la marcha con una remera negra que tenía grabado el rostro de Ferreyra.

Severo, trabajador de la firma Ferrobaires, había declarado en la etapa de instrucción del juicio haber visto un arsenal de armas en una oficina de la Unión Ferroviaria, días después del crimen de Ferreyra, revelaron abogados a la prensa local.

Sin rastros de López desde hace seis años, el caso del albañil también conmocionó, al ser el primero desde la restauración democrática en 1983 y justo cuando se reactivaban los juicios contra centenares de exmilitares y policías.