Al Qaida llamó a los musulmanes a seguir atacando los intereses estadounidenses para protestar contra una película islamófoba, cuando disminuían el sábado las tensiones en las calles del mundo musulmán sacudido por cuatro días de violentas protestas en ocasiones mortales.

Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA) también afirmó que el sangriento asalto contra el consulado estadounidense en Libia había sido motivado, además de por esta película realizada en Estados Unidos, por la muerte del número dos del movimiento, Abu Yahya al Libi, quien murió en junio en un ataque estadounidense en Pakistán.

Ante estos ataques repetidos en contra de sus intereses, Estados Unidos comenzó a desplegar fuerzas en la región. El secretario de Defensa, Leon Panetta, subrayó que su país debía “estar preparado en la hipótesis de que estas manifestaciones” se conviertan en incontrolables.

Washington anunció el envío de cien marines a Libia, donde el embajador Chris Stevens murió el martes junto a otros tres altos funcionarios, y a Yemen, donde murieron cuatro manifestantes el jueves tras un asalto de los protestatarios a la cancillería estadounidense, pero el parlamento yemenita rechazó el sábado la presencia de soldados estadounidenses en su territorio.

Estados Unidos también estudiaba enviar 50 marines a Jartum, pero Sudán también rechazó el pedido norteamericano.

La película de baja calidad cinematográfica “Innoncence of Muslims”, que representa a los musulmanes y al profeta Mahoma como inmorales y brutales, provocó protestas el martes contra la representaciones estadounidenses en Egipto y en Libia que se extendieron a otros países.

Manifestaciones con multitudes enfurecidas, a veces con numerosos salafistas, también tuvieron lugar el viernes, día de la gran oración musulmana, en Irak, Irán, Yemen, Egipto, Siria, Marruecos, Argelia y Gaza, al igual que en varios países musulmanes de Asia.

Al menos once manifestantes murieron en choques con las fuerzas de seguridad, siete de ellos el viernes (cuatro en Túnez, dos en Jartum y uno en Líbano), que se sumaron a los cuatro de la víspera en Yemen. Refuerzos de seguridad se desplegaron en los alrededores de la embajada estadounidense en Túnez, al igual que en varios otros países.

“Hagamos de la expulsión de las embajadas y de los consulados una etapa de la liberación de las tierras árabes de la hegemonía y de la arrogancia estadounidense”, escribe AQPA, en un comunicado reproducido por el centro estadounidense de vigilancia de sitios islamistas SITE.

Los islamistas somalíes y los talibanes paquistaníes llamaron también a atacar intereses estadounidenses. La víspera, los talibanes atacaron la base en la que está desplegado el príncipe Harry, “en represalia” por la película. Dos soldados estadounidenses murieron.

Sin embargo, el sábado no se registró ninguna gran manifestación con incidentes en las capitales árabes. Cientos de personas se manifestaron de forma pacífica en Indonesia, país musulmán más poblado del mundo, y en Australia.

En París y en Amberes (Bélgica), decenas de personas fueron detenidas tras manifestarse y enfrentarse a la policía.

En el norte de Israel, centenares de árabes-israelíes se manifestaron mientras que unos 150 palestinos protestaron en Jerusalén Este.

En El Cairo, después de violentas manifestaciones el viernes, el gran imán de Al Azhar, la más alta autoridad del islam sunita en Egipto, el jeque Ahmed al Tayeb, llamó a los egipcios a la calma y a la ONU a adoptar “una resolución internacional” que prohíba todo ataque al islam, en un comunicado dirigido al jefe de la ONU, Ban Ki-moon.

En otro comunicado, AQPA afirmó que “la muerte del jeque Abu Yahya Al Libi (…) alentó el entusiasmo y la determinación de los hijos de Omar Al Mokhtar (en Libia) para vengarse de quienes se burlaron y atacaron a nuestro profeta”.

El ataque a Bengasi coincidió con el 11º aniversario de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos perpetrados por Al Qaida.

Según un responsable estadounidense, unos extremistas utilizaron una manifestación contra la película como “pretexto” para atacar los intereses estadounidenses.

En su alocución semanal a los estadounidenses, el presidente Barack Obama les pidió que no se dejen desalentar por las imágenes de violencia antiestadounidense en el mundo musulmán, agregando con certeza que los ideales de libertad de Estados Unidos terminarían por triunfar.

Las reacciones desencadenas por la película –al parecer producida por un copto (cristiano de Egipto) residente en California y que este sábado interrogado por la policía, y filmada por un realizador de películas pornográficas–, recuerdan la ira que provocó la publicación de caricaturas del profeta Mahoma en 2006 por parte de un diario danés.