El Tribunal Supremo de India confirmó el miércoles la condena a muerte del único superviviente del comando responsable de los atentados de Bombay de 2008, que dejaron 166 muertos y más de 300 heridos.

“No tenemos otra opción que pronunciar la pena de muerte”, declararon los dos jueces de la máxima autoridad judicial del país. “El delito más grave es un acto de guerra contra el gobierno indio”, aseguraron en su veredicto.

Mohamed Kasab, un paquistaní de 24 años condenado a la pena capital en mayo de 2010 por muerte, actos de guerra contra India, conspiración y terrorismo, es el único acusado superviviente del comando terrorista. Los otros nueve miembros perdieron la vida en la intervención de las fuerzas de seguridad.

Su primera apelación ante la máxima corte del Estado de Maharashtra fue desestimada en febrero de 2011 por el tribunal, que ratificó su culpabilidad en los atentados y su condena a muerte.

Kasab, que asegura que no ha tenido derecho a un juicio justo, podrá pedir el perdón al nuevo jefe del Estado, Pranab Mukherjee, poco probable que se lo conceda debido al impacto que dejó la carnicería de Bombay, considerado como el “11 de septiembre de India”, en referencia a los atentados en Estados Unidos.

Kasaba está detenido en la actualidad en una cárcel de máxima seguridad en Bombay.

En India, la última ejecución, por ahorcamiento, tuvo lugar en 2004 (un ex guardia de seguridad condenado por la muerte y la violación de una adolescente de 14 años) y la precedente remonta a 1998.

Los condenados a muerte suelen esperar años en el corredor de la muerte antes de que se ejecute la pena.

Del 26 al 29 de noviembre de 2008, un comando de diez hombres fuertemente armados sembraron la muerte en hoteles de lujo, un restaurante turístico, la principal estación de trenes y un centro judío en Bombay.

Kasab fue declarado culpable de ser uno de los dos autores de la matanza en la estación, que dejó 52 muertos.

Durante el juicio, la acusación presentó pruebas contra él, como la presencia de huellas, muestras de ADN o el testimonio directo de personas que contaron cómo disparó y lanzó granadas contra la muchedumbre.

La defensa alegó que las pruebas habían sido fabricadas y los testigos manipulados.

India acusó a un grupo instalado en Pakistán, el Lashkar-e-Taiba (LeT), de haber organizado los atentados, con el apoyo de “efectivos” del ejército paquistaní, lo que desmiente frontalmente Pakistán.

Tras los atentados, las relaciones entre India y Pakistán, dos países rivales del sureste asiático que se han enfrentado en tres guerras desde su independencia en 1947, se tensaron enormemente y el proceso de paz, acordado en 2004, se interrumpió. Se reanudó el pasado año.