Señores BioBioChile:

Quiero dar a conocer lo siguiente, que ocurrió este jueves en el colegio D-506 Huachipato de Talcahuano, donde mi hijo cursa el 8º año A.

Ése día los vacunaron contra el coqueluche o tos convulsiva, sin ningún aviso previo a los apoderados. Los alumnos cuenta con su agenda, la cual diariamente es un útil más que los acompaña, por lo que encuentro insólito que un colegio no informe a los padres de lo que ocurre.

Lamentablemente, yo como apoderada de mi hijo acudí de inmediato al establecimiento a pedir una explicación del hecho, y como si fuese poco, la directora, Yolanda Silva, no se encontraba en el lugar para que diera la cara y me explicara lo sucedido.

Hablé con su profesora jefa, Nancy Valerio, y su única respuesta fue decirme que cuando ella llegó al colegio, los niños ya estaban vacunados.

Ella me dejó conversando con una profesora parvularia de nombre Cecilia, la cual tomó el caso, explicándome solamente que era un decreto del Gobierno y del Ministerio de Salud el que todos los niños debían vacunarse.

Ante esto, yo le señalé que yo no autorizo a mi hijo a vacunarse, porque él es alérgico y en su hoja de matrícula está esto escrito.

Con esto quiero dar a conocer lo mal que está la educación en ese colegio y cómo ellos hacen lo que quieren, cómo juegan con nuestros hijos. Nos piden a nosotros que seamos responsables, en cambio, ellos predican y no practican.

Estoy muy molesta por esto y encuentro insólito que no hubiesen sido capaces que enviar una nota para avisar que se realizaría esta vacunación, siendo que del Cesfam Paulina Avendaño los pusieron en conocimiento casi con un mes de anticipación.

Jamás avisan nada. Por ejemplo, siempre tienen sus famosos consejos de profesores durante el horario de clases y mandan a los niños a sus casas sin previo aviso, cuando tengo entendido que nunca los alumnos deben ser desalojados sin ser informados a los padres o apoderados.

Quiero con esto que se tome en cuenta la gravedad de la situación y que se tenga conciencia de que si queremos una buena educación y de calidad, hay que comenzar haciendo las cosas bien. Ojalá que esta carta sea leída y no duerma en el baúl de los recuerdos de las entidades correspondientes.

Atentamente,

Miriam Espinoza Cabrera