Las cosas aquí en Chile pasan así: se destapa un escándalo, un asunto grave, y a los pocos días está disuelto en la palabrería hueca y a veces necia de múltiples voceros y palabreros de todos lados.

El escándalo del que ya hablamos, es el documento “Estrategia de Seguridad y Defensa”, que el Gobierno presentó en una ceremonia en La Moneda el 28 de junio, en una pauta del Presidente Piñera donde se dijo que era “la primera Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa”. Hay que tomar norta: “la primera”, como si antes nada hubiese habido. Así lo dijeron, aunque ahora señalen otra cosa, lo que supone desmentirse o -sacando el “des”- mentirse o mentirnos.

Ahora el Gobierno ha señalado que se trataba de un borrador, de una propuesta. Lo dijo después de que el Presidente entregara una nueva versión, que incluía correcciones, y que se anunciara que ese nuevo texto servirá para iniciar una debate parlamentario que terminará, ahora sí, genereando el documento final para una “Estrategia de Seguridad y Defensa”.

La duda es una: ¿se trata de una chambonada, un error, una metida de pata, una vergüenza o algo todavía peor? ¿O es todo junto?

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