La académica de la Escuela de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello, María José Junqueras, se refirió a cómo los padres puedan darse cuenta que su hijo pequeño tiene condiciones para practicar un deporte de alto rendimiento, como el caso, por ejemplo, del gimnasta Tomás González en los pasados Juegos Olímpicos de Londres 2012.

“Lo primero es ver si el niño tiene espíritu competitivo. Esto no significa ser mal perdedor, aunque con frecuencia se manifiesta de ese modo en los más jóvenes, hasta que se les enseña que patalear y hacer berrinche cuando alguien les gana aguantando la respiración no va a servir de nada”, dijo la experta.

Sin embargo, querer ganar por encima de todas las cosas brinda el impulso y la determinación para persistir cuando otros podrían darse por vencidos, agregó la kinesióloga.

Otro elemento a observar es la naturaleza obsesiva, en cuanto “al número de horas que practica su hijo. Ser competitivos es importante, pero estar determinados a trabajar más duro, rápido y durante más tiempo que los demás, aun cuando no se tienen muchas ganas de hacerlo, exige un tipo de carácter muy especial”, subrayó María José Junqueras.

Respecto a si el deportista nace o se hace, dijo que cada vez es más evidente que algunas personas nacen para ser más atléticas, se ponen en forma más rápido que otros.

“Y si se ha transmitido una buena coordinación, una complexión física decente y un historial médico saludable, se le está dando a un niño el mejor comienzo en la vida”, afirmó la académica de la Universidad Andrés Bello.

Sin embargo, dijo, que el componente externo también influye, agregando que “uno puede tener los genes pero no ser activados. Por lo tanto, el componente ambiental también influye en la formación de deportistas. La alimentación, la tradición deportiva de un país, inversión en infraestructura y sistemas de entrenamiento para cultivar potenciales atletas de elite”, manifestó Junqueras.

Sostuvo que uno de los factores importante que los padres deben considerar al momento de que sus hijos comiencen a hacer deportes para evitar lesiones es, primero, la alimentación balanceada, con cuatro comidas al día y buena hidratación.

La kinesióloga, además, advirtió tener precaución en el sobreentrenamiento; educar sobre la realización de un buen calentamiento, incluyendo elongaciones antes y después del entrenamiento; en caso de lesión, tanto padres como entrenadores deben cuidar de que el niño no vuelva a competir hasta que esté completamente recuperado, ya que esto conlleva a lesiones en que reinciden; y que el pequeño cuente con un equipo adecuado para el deporte.