El gobierno de Sudáfrica prohibió a partir de este miércoles poner la etiqueta “made in Israel” a los productos procedentes de los territorios palestinos ocupados, rompiendo con la relativa neutralidad observada desde 1994 respecto al conflicto israelo-palestino, según analistas.

La medida, adoptada en consejo de ministros, es ante todo simbólica, y estaba en gestación desde mayo.

El gobierno se apoya en una ley de protección del consumidor de 2008, que impone “un etiquetado de los bienes y productos procedentes de los territorios ocupados para evitar que los consumidores crean que vienen de Israel”.

La cancillería israelí tachó la decisión de “discriminatoria” y “totalmente inaceptable”, y señaló que el embajador de Sudáfrica “será convocado mañana (jueves) en el ministerio de Relaciones Exteriores en Jerusalén”.

“Es un paso más para acercarse a los palestinos y romper con la neutralidad de las relaciones mantenidas por Sudáfrica con Israel y Palestina”, observó el director de la Fundación De Klerk, Dave Steward.

También es un cambio radical respecto al régimen del apartheid, que mantenía “una cooperación interestatal con Israel en numerosos ámbitos”, incluido el militar.

Según él, la decisión se debe a “presiones internas en el (gobernante) Congreso Nacional Africano y los sindicatos”, y “no debe subestimarse, porque Sudáfrica tiende a tener más influencia de lo que podría hacer pensar su tamaño”.

“Muchos otros países podrían seguir el ejemplo”, abundó, en declaraciones a la AFP, Jakkie Cilliers, director del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS).

El analista considera que Sudáfrica, integrante del G20, del grupo de grandes potencias emergentes BRICS junto con Brasil, Rusia, India y China y miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, “está adoptando una actitud más independiente respecto a Estados Unidos”.

“La diplomacia económica puede ser una de las armas más eficaces para cambiar la situación palestina”, dijo en julio el viceministro sudafricano de Relaciones Exteriores, Marius Fransman.

“Nuestra posición política respecto a la situación en Palestina está indudablemente marcada por nuestra propia historia de opresión y de violaciones de los derechos humanos”, apuntó.

La semana pasada, otro viceministro de Relaciones Exteriores, Ebrahim Ebrahim, planteó incluso la posibilidad de poner fin a las visitas oficiales al Estado hebreo, al estimar que éstas “legitiman la ocupación de la tierra palestina por parte de Israel”.