La estadounidense Diana Nyad, de 62 años, cumplió el domingo las primeras 28 horas en su intento de cruzar a nado desde Cuba a Estados Unidos, desafiando el cansancio, las medusas y los tiburones, una hazaña que busca acercar dos países distanciados políticamente por más de medio siglo.

Tras 28 horas en el agua, Nyad había recorrido cerca de un tercio de los 166 km que se propuso nadar, y el equipo de 50 personas que la acompaña aseguró que ella se siente “muy cómoda y segura”.

El clima, por su parte, se ha mostrado clemente. “Hoy (domingo) fue un día formidable”, dijo a periodistas el jefe del equipo de apoyo de la nadadora, Mark Sollinger. “El mar se acostó, está plano, plano, plano. Fue un día clásico”, añadió.

Nyad estaba nadando a un ritmo constante de 50 brazadas por minuto pese a las dolorosas picaduras de las medusas en sus labios, frente, manos y cuello, detalló su equipo a través de redes sociales en internet.

Más temprano, otro texto ya había señalado las “partículas de medusas en todas partes”, en referencia a los organismos cuyas picaduras le hicieron desistir de un intento anterior.

Nyad intenta, por la cuarta vez, convertirse en la primera persona que cruza nadando sin jaula antitiburones los 166 km del Estrecho de Florida, desde La Habana hasta Cayo Hueso (extremo sur del estado de Florida, sureste de EEUU).

La nadadora, quien cumplirá 63 años el miércoles, se lanzó al mar bajo un intenso sol desde la Marina Hemingway, un club de yates en el oeste de La Habana, a las 15H42 locales (19H42 GMT) del sábado, un día antes de lo previsto.

“Siento que tengo mucha más energía, pero la estoy conservando” (ahorrando), dijo la nadadora a sus acompañantes al mediodía de este domingo, poco antes de cumplir las primeras 24 horas de nado, de las 60 previstas.

Nyad, que busca un récord personal, también le da un significado político a su desafío, pues ha declarado que busca que “los dos países estén juntos finalmente”.

Vestida con un traje de baño azul y negro y un gorro de goma azul, Nyad tocó brevemente un clarín y agradeció la compañía a los asistentes a su partida de La Habana. “Gracias por venir. Courage (coraje)”, fueron sus últimas palabras antes de partir en una travesía cuyo inicio adelantó por temor a que varíen en los próximos días las condiciones atmosféricas.

Personas que siguen por internet la travesía enviaron mensajes de “energía y amor” a la nadadora, cuyo récord en mar abierto data de 1979, cuando nadó 165 km entre Bimini (Bahamas) y Cayo Hueso.

Por tres veces ha intentado la hazaña: el 25 de setiembre de 2011, en su tercer intento, desistió tras nadar 40 horas y haber cubierto dos terceras partes del trayecto por picaduras de las carabelas portuguesas (organismos similares a las medusas).

Un mes y medio antes, el 9 de agosto, había abandonado otro intento debido al asma y un fuerte oleaje, tras recorrer la mitad del trayecto en unas 29 horas.

Su primer intento fue en 1978, pero desistió debido al mal tiempo luego de 42 horas en el mar.

Esta vez la acompaña un equipo de yates y kayaks, además de buzos expertos en tiburones, pues los dispositivos electrónicos que llevará no repelen a todas las especies de esos depredadores.

La estadounidense ha desestimado usar jaula antitiburones, dispositivo que de paso da más eficiencia a las brazadas de los nadadores.

Tampoco usó jaula la nadadora británico-australiana Penny Palfrey, de 49 años, quien desistió de la misma iniciativa en julio pasado, cuando llevaba en el agua 40 horas y le faltaban apenas 43 km para llegar a Cayo Hueso.