Parece que no quieren entender. Se hacen los sordos. La mitomanía es su sello. El egoísmo es su naturaleza. Me refiero a las nobles autoridades que conducen el destino de nuestra nación. Desde el Presidente de la República, ministros y parlamentarios, quienes día a día amenizan a los chilenos con sus declaraciones que pocos suelen creer.

Hace un par de semanas, fue el senador Alejandro Navarro, quien quiso pasar por accidente del trabajo, su porrazo en una moto de nieve en el sector Valle las Trancas, cerca del centro de ski Termas de Chillán. Intentó manipular los hechos, pero pocos le creyeron.

El caso más reciente es el Ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien en un punto de prensa, tiempo atrás, frente al presidente Piñera, gritó al micrófono, diciendo “heeeeemoooossss cuuuuummmmmpliiiidoooo”, refiriéndose al fin de las listas de espera en el AUGE.

A fines de la semana pasada, la Contraloría general de la República, destrozó la tesis del ministro, con argumentos claros, en que se afirma que la realidad es otra, más bien, que el señor Manalich le mintió a los chilenos. Las listas de espera en el AUGE existen. La calculadora no le funcionó a la autoridad de salud.

En forma desesperada, el ministro vocero de gobierno, Andrés Chadwick y algunos parlamentarios de la Alianza oficialista, usaron hasta el léxico más elegante para desmentir el informe citado por el organismo contralor.

Incluso ayer domingo cerca de las 23 horas, el ministro Mañalich escribía en su cuenta de Twitter un mensaje en que invitaba a Chadwick, para el día de hoy, a visitar un centro hospitalario de la Región Metropolitana, lo que claramente era una maniobra desesperada para revertir la grave acusación que pesa en su contra. Y por favor ministro, no lo niegue, porque yo mismo le pregunté que si la forma de agendar actividades con un colega del gabinete era a través de las redes sociales. Minutos después, el mensaje fue eliminado.

Una mentira más, que se suman a muchas. La autoridad nos quiere hacer creer que nuestro sistema de salud es un lujo. Detallemos algunas cosas, para desmentir esta situación.

Eso sí, antes de citar ejemplos, hay que ser objetivo en señalar, que estas deficiencias y anomalías se arrastran desde al menos 30 años. No olvidemos que el peor error del Gobierno Militar, fue traspasar parte de la atención, más bien los consultorios, a los municipios.

Primer ejemplo. Información proporcionada por un médico cirujano del mismo Hospital Regional de Concepción, indica que las listas de espera en cirugía llegan a 6 meses, es decir, el tiempo de espera para que los pacientes entren al pabellón quirúrgico.

Segundo ejemplo. Un 50% de las ambulancias de la Posta Central de la Región Metropolitana no funcionan. Y a lo largo del país, ocurre lo mismo, pero en menor porcentaje. Si no me cree, vaya a un hospital público, sea el lugar que sea, y verá que lo que afirmo es verdad.

Tercer ejemplo. El Hospital de Linares tiene serias deficiencias en cuanto a equipamiento, atención e infraestructura, que salieron en la prensa el 11 de agosto recién pasado. Las denuncias afloran, constantemente. Hay precarias condiciones de atención médica en ciertos turnos. Hay fines de semana en que la unidad de neonatología (o maternidad) no cuenta con ginecólogos y son las matronas quienes asumen responsabilidades médicas.

El director del recinto hospitalario, Rubén Bravo, afirmó tal cual que “los hospitales chicos como este funcionan como circo pobre”.

Cuarto ejemplo. La Cenabast. Hace 15 meses atrás, la Contraloría general de la República, denunció en el 2011, un mal manejo administrativo en la Central de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud, detallando que la deuda total de la entidad con algunos proveedores a mayo de 2011, es de 89 mil millones de pesos, parte de estas deudas se arrastran desde el 2003

A la vez, ese informe explicaba que la Cenabast también es acreedora de más de un centenar de municipios, hospitales, servicios de salud, etc.

Resumiendo lo que expongo, insisto en que el Ministro de Salud, señor Manalich, no ha sido serio en su proceder. Si bien, repito, que la situación se arrastra hace años, no es leal decirle al país que se han cumplido metas, que son falsas, o más bien sólo se cumplen en su escritorio, ubicado en la calle Mac Iver 541, de la comuna de Santiago.

Por eso demostré con ejemplos que la situación es delicada. Pero lamentablemente, la soberbia y la mentira del citado ministro, se desmoronan por su propio peso. Asuma don Jaime, usted se equivocó una vez más. Con la salud de los chilenos no se juega, ésta vale más que un puntito en las encuestas.